Parece que los problemas no cesan para Fisker. Si hace tiempo te hablamos de la mala impresión que su Ocean le causó a un conocido youtuber, ahora varios indicios apuntan a que la marca estadounidense podría estar viviendo días muy complicados.

Y es que esa acogida tan negativa de su SUV eléctrico, generalizada entre los clientes que están recibiendo ya las primeras unidades por sus defectos de calidad y software, habría sido clave para la gran depreciación que sufren las acciones de la compañía en la bolsa, una caída del 96% en lo que llevamos de año.

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Fisker

Perdida la confianza y el capital de los inversores, y con la amenaza de unas deudas que se antojan difíciles de pagar, Fisker busca a contrarreloj nuevos mecenas y alternativas que les permitan esquivar la bancarrota. Una intención que ya conocen sus empleados, que temen por la estabilidad de sus puestos de trabajo.

El objetivo: evitar la quiebra a toda costa

Según recoge un memorándum interno al cual habría tenido acceso Business Insider, Fisker habría puesto en conocimiento de su plantilla que "está ejerciendo con diligencia todas las opciones para resolver nuestros requerimientos de financiación operativa, incluyendo mantener conversaciones con compradores e inversores interesados y explorar varias alternativas de reestructuración".

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Drew Dorian//Car and Driver

A renglón seguido, la compañía expone la delicadeza de la situación con total transparencia al reconocer que "existe la posibilidad, sin embargo, de que estos esfuerzos no tengan éxito". Por ello, se advierte a los empleados que, de fracasar todas las alternativas, podrían producirse despidos a partir de este verano. Si esto último ocurre, Fisker detalla que los puestos de trabajo suprimidos no se recuperarán, y las instalaciones sin empleados cerrarán.

¿Qué dimensión tendrían estos despidos, si se confirmasen? Según cuentan los tres trabajadores de Fisker que hablaron con Business Insider, esta circular ha llegado a todos sus conocidos dentro de la marca, por lo que la plantilla podría enfrentarse a un recorte masivo de varias decenas de personas. En la actualidad, además de sus dos sedes en California (EE UU), Fisker posee otras dos sucursales en Alemania y Austria, encargadas de su proyecto de expansión a Europa.

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Fisker

Sea como fuere, son malas noticias para Fisker, una compañía con unos inicios turbulentos que, en los últimos tiempos, parecía haber alcanzado una cierta estabilidad que ahora vuelve a estar en entredicho. ¿Conseguirán superar esta crisis de liquidez y ganarse de nuevo la confianza de clientes e inversores?

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Diego García

Especializado entusiasta en motor, competición, historia y técnica del automóvil. Eterno aprendiz, también, en el novedoso sector de la movilidad sostenible. Licenciado en Periodismo con varios años de experiencia en esto de hablar sobre las cuatro ruedas.