Muy próximo ya en potencia y equipo a la versión Turbo, pero casi 30.000 euros por debajo de éste, el GTS se sitúa en el vértice de la gama Cayenne, pero sin rebasar tan insolentemente la gran barrera de los 100.000 euros.
Lo que cambia en el GTS no es poco, y, como todos los Cayenne, nos asombra la depurada y meticulosa tecnología que se ha desarrollado. Unos nuevos árboles de levas son los principales responsables de que el V8 rinda más potencia y par.

Pero el trabajo fino ha consistido en la reactividad del propulsor ya que, trabajando sobre la distribución y la gestión electrónica, se ha dotado al GTS de unas respuestas dignas del mejor cupé deportivo. Un revisado escape cuyo sonido impresiona en la zona alta del cuentarrevoluciones y una tecla Sport que lo libera del todo para que el Porsche se exprima al máximo terminan de marcar las diferencias mecánicas de este modelo.

Impresionante estampa
Tenemos delante a unos de los SUV más deportivos del momento. Y su aspecto nos lo confirma. En su parte anterior notamos similitudes con la versión Turbo: tomas aerodinámicas y avanzados faros de xenón orientables PDLS. También observamos los pasos de rueda ensanchados –al haber aumentado el ancho de vía posterior– y destaca, asimismo, el generoso alerón aerodinámico de doble perfil sobresaliendo por encima de la luneta posterior. En las estriberas, marcos de las ventanillas, portón y escapes constatamos a su vez un acabado especial en negro que identifica de inmediato a esta versión GTS.

Todo ello induce a pensar que el 4.8 V8 de 420 caballos, con el sistema Porsche Traction Management, la tracción total y el avanzado cambio Tiptronic S de ocho velocidades, deja en nuestras manos un poder fuera de serie. Lo cierto es que 20 caballos, llegados a estos niveles de potencia, no parecen muy significativos entre un modelo y otro. Pero no es así, ya que la respuesta más eficaz del motor y las mejoras prestacionales introducidas en el chasis se conjuntan para subir un buen escalón en lo deportivo.

Preparados para confirmarlo, nos embutimos perfectamente en el envolvente asiento regulable en hasta 18 posiciones. Adaptamos el control de estabilidad y el sistema de nivelación de la suspensión neumática en su posición más rigurosa y, al conectar la tecla Sport, el motor adecúa las respuestas a su rendimiento máximo abriendo las mariposas del escape para dejarlo 'fluir' de forma libre.

El latido de la bestia
Pero no acaba ahí la cosa, puesto que el GTS es el primer Cayenne dotado del sonorizador interior Sound Symposer, que transmite a los ocupantes, a través de los montantes delanteros, el sonido de 'respiración' de la admisión del poderoso bloque.

Inmediatamente pasamos a la posición manual de cambio Tiptronic S de ocho relaciones. Las velocidades se suceden casi a la par que la aguja del cuentarrevoluciones avanza hacia la línea roja. Este preciso y rápido cambio ha sido revisado para esta versión, dotándole de unas relaciones finales más cortas, todo ello en busca de la máxima deportividad. Esta modificación y la ganancia de par nos permiten mantener marchas largas con asombrosas demostraciones de aceleración y recuperación.

Muy pronto la eficacia del chasis y la respuesta del V8 nos permiten un ritmo de conducción insólito en un todocamino. Tendrá que manifestarse el elevado peso, agotando poco a poco los poderosos frenos –se ofrecen opcionalmente de material carbocerámico por 9.940 euros– para que tomemos consciencia de la verdadera naturaleza del Cayenne y dejemos de tratarlo como si fuera un 'pequeño' 911 Coupé.

La pérdida de la caja reductora respecto a la generación anterior del Cayenne y la rebaja en altura libre al suelo de esta variante GTS lo limitan un poco para circular por campo, un terreno en el que siempre habrá que ir con cuidado para evitar daños. Y, en cuanto a consumo, se contiene gracias a la parada automática Start&Stop homologando tan sólo 0,2 litros más que el Cayenne S.

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