Es el último gran Opel y el modelo con el que General Motors se despide de la marca alemana de modo que no podíamos esperar cualquier cosa de este Insignia Grand Sport. Efectivamente, hasta su nombre ha cambiado en busca de una mayor distinción pues la clásica y elegante berlina que llegó a finales de 2008 y que ha vendido más de 900.000 unidades en nuestro continente y más de 76.000 en nuestro país, deja su lugar a un modelo que por dimensiones, formas y proporciones se asemeja más a modelos como el Volkswagen Arteon o el BMW Serie 4 Gran Coupé que con sus rivales tradicionales, los Ford Mondeo o Toyota Avensis entre otros.

En vivo no lo parece, pero en su segunda generación el Opel Insignia ha crecido significativamente en longitud y anchura, a la vez que ha cedido unos centímetros valiosos en altura para presumir de esa figura cupé. La clave para imprimir esta reforma es un habitáculo más bajo que sitúa los asientos tanto delanteros como traseros en una altura inferior, 30 milímetros en el caso de los primeros y 25 en los segundos respecto al Insignia anterior mientras que el espacio para las piernas de todos los ocupantes se ha incrementado, al igual que la capacidad total de un maletero que de 490 litros puede pasar a los 1.450 si anulamos las plazas posteriores.

Además, este cambio de concepto ha implicado una simplificación de la gama, pues a diferencia de su antecesor ya no estará disponible con cuatro puertas –opción demandada únicamente por el 8% de sus clientes en España– sino que la nueva carrocería –de cinco– sólo tiene dos alternativas: el familiar Sports Tourer y el crossover Contry Tourer, este último en avanzada fase de desarrollo.

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Los nuevos Insignia quieren 'rascar' clientes en la clase premium y por ello no sólo apuestan por una línea deportiva, inspirada en el Monza concept por cierto, también han dado un paso adelante en otros apartados como el tecnológico. La nueva plataforma mecánica, denominada Epsilon 2, cuenta con diferentes piezas de aluminio y acero de alta resistencia que le han permitido adelgazar 59 kilos y aumentar su rigidez torsional en un 9%. De la misma forma, un inédito motor 1.5 Turbo de gasolina ha venido a reemplazar al 1.6 ofreciéndose en potencias de 140 y 165 caballos y permitiendo una rebaja total del peso cifrada en 175 kilos para el Grand Sport y 200 en el Sport Tourer.

La denominación Grand Sport hace justicia a una carrocería más grande, que alcanza los 4,897 metros de longitud y de estilo cupé, con un coeficiente aerodinámico de 0,26 Cx.

El citado 'downsizing', el empleo de arquitecturas más ligeras y la apuesta por carrocerías más esbeltas y aerodinámicas son evoluciones técnicas interesantes pero no precisamente nuevas. Siguen una tendencia generalizada igual que otras como la reducción del consumo y emisiones de los Diesel, cifrada en el 10% en el caso del 2.0 Turbo D con el que se presenta este Insignia. A nuestro juicio las novedades más interesantes son tres: el nuevo Opel Flexride que permite modificar la respuesta de la suspensión, la dirección, el acelerador o el cambio de forma independiente, el propio cambio automático de ocho marchas y la tracción total preventiva, que elimina el diferencial central para dar cabida a un Twinster más compacto y capaz de llevar el par motor hasta el eje trasero antes de que perdamos agarre en el delantero.

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Al volante del nuevo Opel Insignia Grand Sport tenemos sensaciones encontradas, sobre todo al principio. Agradecemos el nivel de espacio en el puesto de conducción, la ergonomía de los asientos o el aspecto vistoso y bien rematado del interior, pero tampoco resulta sencillo maniobrar con un vehículo de sus dimensiones que ofrece una visibilidad tanto lateral como trasera más bien justa. Es el precio a pagar por un diseño tan deportivo –pensamos– pero salimos a carretera con el convencimiento de manejar un coche más confortable y rutero que efectivo, dado su gran tamaño.

Nuestros primeros kilómetros los realizamos con el citado 1.5 Turbo y sin salir de la ciudad ya valoramos algunas de sus ventajas como la escasa sonoridad, la suavidad de funcionamiento y el empuje desde abajo. Se trata de la variante de 165 caballos y aunque pide ir alto de vueltas para desarrollar toda su potencia, lo cierto es que el propulsor tiene un amplio régimen de aprovechamiento y resulta satisfactorio también por empuje. Su potencia es suficiente para adelantar con garantías o subir un puerto a buen ritmo, sin embargo, en este último ambiente apreciamos cómo el buen consumo mantenido hasta el momento se dispara.

En mitad de nuestro trayecto de montaña, cambiamos el gasolina por el Diesel, un 2.0 de potencia muy similar –170 caballos– que en cambio, no tardamos en apreciar un punto más vigoroso. La clave es su elevado par a medio régimen –hasta 400 Nm por los 250 del gasolina– pero también nos gusta que responda bien desde abajo y asociado a la misma caja de cambios manual, logra ir un poco más rápido y gastando bastante menos combustible. Como colofón final, también pudimos conducir brevemente el 2.0 Turbo de gasolina que con 260 caballos y acabado OPC Line se sitúa como el tope de gama por el momento. En esta variante probamos el citado cambio automático y también la tracción total aunque con un firme seco y en perfectas condiciones, este último sistema no fue protagonista.

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Todo lo contrario nos sucedió con la transmisión, un convertidor de par que convence tanto por su rapidez como por una notable suavidad de funcionamiento. En lo relativo al motor, se trata un tetracilíndrico que empuja bien y permite recuperaciones mucho más brillantes que las del 1.6 aunque nos gustó más por su finura y capacidad de aceleración que por su tacto pues no llega a ser demasiado deportivo.

Además de los citados 1.5 y 2.0 Turbo de gasolina, con 140, 165 y 260 caballos y del 2.0 Diesel de 170 caballos, la gama incluye otros dos CDTi de 1.6 litros con 110 y 136 CV.

Por último, este Grand Sport también se beneficia de un equipamiento extenso, con extras cuyo funcionamiento hemos tenido la ocasión de poner a prueba y que en general, contribuyen a elevar el agrado de conducción. Nos referimos los asistentes más habituales tales como el control de velocidad crucero o el de mantenimiento de carril –ambos con funcionamiento mejorado– pero también al head up display completo, a los asientos certificados por AGR o a los faros matriciales LED compuestos por has 32 diodos de luz diferentes capaz de iluminar hasta 400 metros de distancia y de regular de forma inteligente el haz de luz para ofrecer siempre la máxima visión sin deslumbrar a otros usuarios de la vía.

El Opel Insignia Grand Sport estará a la venta en España durante el mes de junio aunque sus primeras unidades llegarán en mayo a los concesionarios. Los precios van desde los 28.658 a los 37.488 euros –descuentos aparte– y ya se produce a buen ritmo en Rüsselsheim –Alemania– junto al Zafira.

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