La estética RS ha teñido de maldad el rostro del aséptico Sportback, un modelo ideado inicialmente para potenciar el espacio y funcionalidad del Audi A3 de tres puertas. Con paragolpes más abultados, faldones, alerones, pasos de rueda ensanchados, difusor de aire trasero y llantas de 19 pulgadas –entre otros elementos–, parece un modelo completamente nuevo. Sin embargo, nada más lejos de la realidad. Con esta versión tope de gama, el actual A3 se despedirá en 2012 de los concesionarios tras cumplir ocho temporadas en cartel. Se ve que en Audi querían una despedida por todo lo alto. Nosotros también.

Al acceder al habitáculo del RS3 lo primero que nos llama la atención son los enormes asientos, de tipo baquet y forrados de cuero negro con costuras rojas. Dificultan bastante el acceso pero una vez acoplados en ellos recogen el cuerpo perfectamente. Después, sólo queda pulsar el botón Start para comenzar a escuchar el bramido poderoso del 5 cilindros TFSI de 2.5 litros y 340 caballos. Nos están esperando.

Confort

Los primeros kilómetros transcurren con una calma tensa apoderándose de nosotros. Algo desconcertados, comprobamos como la suspensión filtra con notable suficiencia los baches e irregularidades de la carretera, mientras viajamos cómodos tanto por la postura de conducción –muy natural– como por el buen aislamiento acústico del habitáculo. Sólo un pequeño apunte: ¡esto no es lo que esperábamos!

En conducción relajada, el motor ofrece un tacto muy fino y aunque gana velocidad con decisión, nos invita a jugar con el cambio o pisar el acelerador demasiado para adelantar con solvencia. En la misma línea, la suspensión es bastante permisiva y el tacto de dirección bastante corriente. En definitiva, es un coche muy fácil de llevar y suficientemente cómodo. No obstante todo esto está a punto de cambiar, en el salpicadero resalta una tecla mágica con la letra 'S' grabada en el centro.

Comportamiento

Cuando activamos el modo deportivo, el Audi RS3 se transforma en una máquina súper eficaz que además, ofrece grandes sensaciones de conducción. Enseguida nos percatamos de que el sonido del motor 2.5 TFSI ha pasado a ser más grave y notorio. Después, comprobamos como también el pedalier ha ganado sensibilidad. Ahora sí podemos dosificar con precisión tanto el gas como el freno, disponiendo de una capacidad considerable para realizar ambas tareas.

Decididos, afrontamos las primeras curvas de nuestro recorrido a una velocidad muy elevada y con una sensación de seguridad formidable. El dirección nos permite apuntar con exactitud hacia la trayectoria adecuada y el RS3 se lanza sin desconfiar hacia la misma, apoyándose en la gran motricidad que le concede la tracción total Quattro y en una suspensión adaptativa que también gana rigidez con el modo 'Sport'. Los muelles están rebajados 25 milímetros respecto al A3 normal.

La transmisión llega a las cuatro ruedas mediante a un embrague central multidisco bañado en aceite, es decir, hablamos de un Haldex y no del último diferencial central de corona que ha reemplazado al Torsen en los últimos Audi. Esto quiere decir que en condiciones normales el RS3 funciona como un tracción delantera, pero ahora que requerimos una capacidad de agarre mayor, el par motor se desplaza a las ruedas traseras mermando la tendencia natural del bastidor al subviraje.

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Para evitar que el coche se nos vaya 'de morro', Audi ha incorporado incluso una combinación de neumáticos inédita con unos delanteros de mayor grosor que los traseros: 235/35 y 225/35 respectivamente sobre llantas de 19 pulgadas. En la misma línea, las vías también son más anchas 1.564 mm. en el eje delantero y 1.528 mm. en el trasero, 42 y 22 mm. más que en el S3, respectivamente. El resultado es un coche que sorprende por su rapidez de reacciones y sobre todo por lo fácil que se deja llevar rápido. Para declarar un peso de 1.575 kilos, a penas apreciamos inercias ni balanceos de la carrocería en las curvas más cerradas.

Mecánica

El propulsor 2.5 TFSI cuenta con una culata biarbol, alta compresión (10:1) y es capaz de subir hasta 6.800 revoluciones por minuto a pesar de la sobrealimentación. No cabe duda de que hablamos de un motor poderoso que además va asociado al cambio de doble embrague y 7 velocidad S-Tronic, que manejamos con especial agilidad desde las levas ubicadas tras el volante. La guinda al pastel la pone el programa 'Launch Control', un avanzado control de tracción que nos permite pasar de 0 a 100 kilómetros/hora en 4,6 segundos.

La brillantez mecánica del RS3 en cuanto a prestaciones está fuera de toda duda y su nivel de consumos también nos parece más que adecuado. El dato oficial marca unos 9,1 litros/100 kilómetros en ciclo combinado, aunque en conducción normal lo habitual es llevarlo ligeramente por encima de los diez, una cifra razonable para hablar de un coche tan rápido.

Valor de compra

Una de las principales características del nuevo RS3 es la posibilidad de configurar un coche prácticamente a la carta. Las opciones disponibles abarcan desde los comentados asientos tipo bacquet -que tienen un coste de 3.600 euros- hasta un retrovisor interior antideslumbrante -130 euros-. Entre los más costosos podemos destacar el equipo multimedia de 2.700 euros -navegador y DVD incluidos-, los altavoces Bose -760 euros- o la pintura personalizada Audi Exclusive -2.645 euros-.

La lista de opciones es tan amplia que sin ser tan ambiciosos podemos configurar un RS3 'normalito' en torno a los 60.000 euros. El coste base del modelo es de 55.900 euros, una cantidad considerable aunque no tanto si lo comparamos con el valor del BMW Serie 1 M Coupé (56.500 euros), de idéntica potencia, o con el Audi TT RS, que monta la misma mecánica y resulta casi 10.000 euros más caro, parte en los 65.150. El resto ya es cuestión de gustos y de posibilidades, claro.

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