Todos conocemos a Nissan por el buen trabajo desarrollado en sus dos modelos estrella; Qashqai y Juke. Pues bien, a partir de ahora vamos a conocerlo también por la comercialización de las espectaculares versiones Nismo, un apellido mítico dentro del entorno de las preparaciones deportivas y que de esta forma da el salto definitivo a los canales convencionales de comercialización.

En el caso del Juke, primer modelo que recibe una preparación Nismo y que llega a los concesionarios, la estética ha sido modificada con una profunda vocación deportiva. En el frontal la anterior parrilla se sustituye por una rejilla de tipo panel de abeja. Del mismo modo se incorpora un sutil línea roja que recorre todo el automóvil. En la zona anterior se añade un nuevo spoiler, difusores aerodinámicos y una gran salida de escape cromada. Sólo está disponible en tres colores; plata, blanco y negro.

En el interior los cambios también son palpables, el negro cobra protagonismo en el techo y en todos los acabados, además la firma Nismo se repite en diversos lugares y se recurre a un efectivo pedalier de aluminio con inserciones de goma antideslizante.

Al ponerlo en marcha sorprende el ruido metálico del motor 1.6 así como el bufido del turbo, a la antigua.Basta con recorrer unos centenares de metros para descubrir que la preparación mecánica es muy seria. Seleccionamos el motor Sport de comportamiento –también dispone de Normal y ECO– y nos sorprende la agilidad de su dirección. La más mínima insinuación sobre el volante se traduce en un giro radical, de hecho cuesta acostumbrarse, sobre todo en movimiento.

La más mínima insinuación sobre el volante se traduce en violento giro del tren delantero. La suspensión 'calca' hasta las líneas de la carretera

La firmeza de la suspensión hace que cualquier imperfección del asfalto llegue hasta el interior con total claridad, resultando incluso incómodo en las plazas posteriores; lejos de ser un inconveniente esto es una virtud si analizamos el tipo de coche que estamos probando, un purasangre de los de verdad.

El cóctel logrado entre el explosivo motor 1.6 –el mismo usado hasta el momento pero con 10 caballos más– y el cambio de marchas de seis velocidades es sencillamente espectacular –existe una versión con cambio variador continuo CVT y tracción integral que no llegará a España–. Embutidos en el bacquet basta rozar el acelerador con el pie derecho para salir catapultados, de hecho tenemos que estar muy ágiles con el cambio de marchas para no llegar al corte de inyección antes de engranar la segunda velocidad.

También es cierto que este 'vigor' del propulsor se le atraganta ligeramente a las inmensas gomas delanteras montadas sobre llanta 18, de hecho las pérdidas de tracción son constantes a no ser que seamos muy cuidadosos y nos aseguremos de acelerar con el volante bien recto. En trazados montañosos para ir rápidos debemos tener mucho tacto al abrir gas, pues de lo contrario nos encontraremos pintando la carretera de negro a la salida de cada curva…

Sin duda una versión extrema de las de verdad, no para pintar la mona, y con un precio de venta de 26.900 euros que en ningún caso nos parece abusivo si lo comparamos con modelos de la competencia directa como un Mini Cooper.

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