Probamos el Porsche Cayenne 2019: Menos peso, más diversión

Sus proporciones apenas han cambiado, lo cual es algo bastante bueno. Las entradas de aire frontales, el diseño de las ventanillas laterales, casi todo parece similar al actual Porsche Cayenne. Tienes que mirar dos veces para darte cuenta de que algo no cuadra, como por ejemplo las falsas luces traseras. Su apariencia simula a las actuales, sin embargo están protegiendo unas nuevas ópticas delgadas tridimensionales de LED que se extienden por la parte trasera. Estas luces forman parte de la nueva imagen de la marca, como también lo hacen las delanteras con sus cuatro puntos LED que invitan al conductor de delante a abandonar rápidamente el carril izquierdo.

Y aún queda algo más que se ha convertido en algo típico en Porsche: el cockpit futurístico, con unas líneas horizontales marcadas y una consola central que aloja una pantalla táctil. Dicha pantalla proviene del último Panamera, al igual que los instrumentos situados enfrente del conductor. Las marchas se pueden seleccionar mediante un selector en el centro de la consola o con las levas situadas tras el volante. Si elegimos el paquete Sport Chrono, encontramos el clásico cronometro en la parte superior del salpicadero.

El nuevo Cayenne – cuyo código interno es E3 – saldrá al mercado este otoño con tres propulsores gasolina: un V6 turbo de 3.0 litros y 330 caballos (Cayenne), un V6 biturbo de 2.9 litros y 440 caballos (Cayenne S), y un V8 de 4.0 litros con 550 caballos (Cayenne Turbo). Todos han sido desarrollados en colaboración con Audi, con Porsche liderando el V8 y los V6 la firma de los cuatro aros.

Más tarde llegarán las versiones híbridas enchufables, con un modelo basado en el V6 de 2.9 litros (460 CV) y otro superior que compartirá la mecánica del Panamera Turbo S E-Hybrid (680 CV). Las versiones diésel se reservan para el mercado europeo, con un V6 de 3.0 litros y 320 caballos, y un V8 de 4.0 litros con 420 CV.

El salto de la segunda a la tercera generación del Cayenne es bastante más grande que el sufrido de la primera a la segunda, el cual se limitaba a un facelift manteniendo la plataforma original. En esta ocasión Porsche ha optado por la nueva plataforma desarrollada por Audi, MLB Evo, la cual dispone de dos dimensiones. El Cayenne, al igual que el Audi Q5, opta por la más corta.
Y esa es la decisión correcta, ya que el Cayenne acentúa la deportividad en un SUV. Es más ligero que su antecesor (100-250 kilogramos) y viene con un sistema de tracción a las cuatro ruedas variable.

Las llantas van desde las 19 hasta las 22 pulgadas de diámetro. A nivel de suspensión, encontramos unos muelles de acero con amortiguadores variables, y un sistema de tres vías de manera opcional.

Hemos conducido estos prototipos tanto en la nieve y hielo de Canadá como en el asfalto y la gravilla del sur de Europa, y a decir verdad el Cayenne se siente seguro, sólido y bastante maniobrable. Apenas encontramos balanceo de la carrocería y los motores destacan por su sofisticación. El V6 emite un suave y deportivo tono, mientras que el V8 tiene un rugido característico.

Porsche ha repartido 150 prototipos por todo el mundo: Dubái, el sur de África, California y el Gran Lago del Esclavo en Canadá. Cuando vinimos a los test de invierno, el coche parecía estar muy cercano a su versión definitiva, con algunos detalles todavía por corregir. Desde entonces, la luneta térmica trasera ha sido ajustada de tal manera que no se queda congelada en temperaturas bajo cero.

Tendremos que espera hasta el 30 de agosto para conocer la versión definitiva. Seguro que los seguidores más leales no se sienten decepcionados.