El tiempo vuela y, aunque no lo parezca, ha pasado una década desde el lanzamiento del Maserati GranTurismo –el GranCabrio vio la luz en 2009–. Desde entonces se han vendido más de 35.000 unidades de ambos en todo el mundo, una cifra récord para la firma de Módena que, no obstante, no deja de crecer y ya ha confirmado que prepara otro SUV de menor tamaño que el Levante para 2020. En el caso de los GranTurismo y GranCabrio hay que hablar de un ligero restyling que actualiza la estética e introduce algunas modificaciones que mejorar el carácter del vehículo e incrementan el confort a bordo.
El lavado de cara afecta de igual manera a las dos variantes, pero nosotros nos hemos subido al descapotable para disfrutar a cielo abierto de esta puesta al día. A primera vista no parece haber cambios muy evidentes, la estética del GranCabrio sigue plenamente vigente varios años después de su presentación, y es que Pininfarina logró, una vez más, un diseño exquisito que mezcla con gran acierto deportividad y elegancia. Por esta razón, el lavado de cara que nos ocupa sólo consiste en pequeños retoques que ponen al día un conjunto que sigue enamorando como el primer día.
En la parte delantera lo más significativo es el rediseño de los faros, ahora completamente led, y la parrilla hexagonal de nariz de tiburón con efecto tridimensional. También apreciamos unas tomas de aire de mayor tamaño que optimizan la refrigeración del propulsor, mientras que en las versiones MC se añade un spliter frontal para mejorar la aerodinámica. En la parte trasera sólo cambia el paragolpes.
Las modificaciones se hacen más evidentes cuando entramos en el habitáculo. El salpicadero y la consola central han sido rediseñados para incorporar una pantalla táctil multifunción de 8,4 pulgadas compatible con Apple Car Play y Android Mirror Link. El sistema de infoentretenimiento se completa con un exquisito equipo de audio Harman Kardon. Algunos mandos como el selector de modos de conducción también han sido reposicionados y el reloj analógico también presenta un aspecto más actual.
En el apartado técnico el gran protagonista sigue siendo el V8 de 4.7 litros de origen Ferrari asociado a una caja de cambios automática ZF de seis velocidades. Desarrolla 460 caballos de potencia a 7.000 revoluciones por minuto y tiene un par máximo de 53 kilográmetros a 4.750 vueltas. Su colocación por detrás del eje delantero garantiza una dinámica extraordinaria y el sonido emitido por las colas de escape consigue ponernos los pelos de punta. Aunque el sistema de audio suena realmente bien, sólo nos apetece quitar la capota y disfrutar de la sinfonía producida por los ocho cilindros en uve.
En carretera, hay que tener en cuenta que no se trata de un deportivo radical, sino que estamos ante un elegante gran turismo con cuatro plazas reales que nos permite viajar con total comodidad a ritmos muy elevados. Incluso con la capota plegada, el GranCabrio es confortable y la cabina queda bien 'aislada' del ruido del aire. Los más exigentes encontrarán más atractiva la versión MC, algo más deportiva y con un aspecto más agresivo, pero sin perder un ápice de la elegancia de la que hace gala el modelo italiano.