Saltar por las dunas marroquíes es el 'pla-na-zo' que Ford nos ha propuesto para conocer a fondo uno de los todoterrenos más bestias de los últimos tiempos, el Ranger Raptor. La preparación del pickup es tan profunda que parece un modelo totalmente nuevo. Lo único que comparte con un Ranger normal es la 'bañera', que puede ir cerrada con un protector, y la cabina doble, que permite acomodar a tres pasajeros en la segunda fila con cierta sensación de desahogo. El resto de elementos ha sido revisado por el departamento Ford Performance bajo la premisa de crear un vehículo para el todoterreno más extremo. Y vaya si lo han logrado.
El Ranger Raptor incrementa sus dimensiones exteriores sin que esto repercuta en la habitabilidad. Crece 4,4 centímetros a lo largo por las formas de los rediseñados paragolpes, que mejoran los ángulos de ataque y de salida, y casi 17 centímetros de ancho por culpa de las vías ensanchadas, necesarias para alojar unos neumáticos BF Goodrich en medida 285/70 y llanta de 17 pulgadas. Estas ruedas han sido desarrolladas en exclusiva para el Raptor, con un dibujo especial que garantiza un extra de motricidad por terrenos deslizantes como la arena. La altura libre al suelo también varía hasta casi los 30 centímetros.
Otras modificaciones de calado están en el eje trasero, que abandona las ballestas por unos muelles al uso, y los frenos, que son de disco en las cuatro ruedas, todos ellos con un diámetro de 332 milímetros y ventilados. La lista de mejoras es mucho más extensa, aunque conviene resaltar el cubrecarter de mayor grosor, las estriberas laterales en magnesio, los refuerzos del chasis con acero de ultra alta resistencia y los faros con led diurnos, que ayudan a ver la silueta de esta 'mole' a lo lejos, entre la polvareda.
Pero el verdadero secreto del Ranger Raptor se encuentra en la combinación de la tracción integral conectable con reductora y la suspensión de la firma especializada Fox Racing. Estos tres mecanismos logran que el Ford deje atrás todo tipo de obstáculos, por complejos que sean. En zonas rocosas basta con usar la reductora –4L– para que las cuatro ruedas 'tiren' con energía.
En estas situaciones límite, que se sortean a muy baja velocidad, conviene apoyarse adicionalmente en el modo de conducción más extremo de los seis disponibles, y que se activa a través de un botón en el volante. Se llama 'Baja', un guiño al rally homónimo que se celebra cada año en México –y cuya inscripción puede llegar a 5.000 dólares–, y es perfecto para off road, pues deja latente el control de tracción y desconecta por completo el de estabilidad. De esta forma, el Ranger Raptor deja atrás las complicaciones sin apenas esfuerzo. En el otro lado de la balanza se encuentra Sport, pensado única y exclusivamente para carretera, pues sólo funciona con la tracción trasera –2H–. En esta ocasión se aprecia más potencia en el pedal del acelerador.
En las dunas es recomendable activar el programa Mud/Sand, que varía bastante la forma en la que interviene la electrónica. Recordemos que para no quedarse 'empanzado' en la arena, el truco es ir con el gas a fondo. Con todas las ayudas posibles, el Ford 'trepa' por auténticas montañas de arena como si, de repente, sus neumáticos pasasen a ser rodillos de un tanque, y hasta salta con una asombrosa agilidad para tratarse de un pickup que mide más de cinco metros de largo y pesa 2,5 toneladas.
Más allá del terreno que deseemos cruzar, los amortiguadores sorprenden por la estabilidad, ya que siempre transmiten una elevada dosis de confort a los pasajeros. Da igual que bajo las ruedas haya auténticos agujeros, como los presentes en parte de la ruta, con caminos impracticables, o que estén en buen estado, que el Ranger parece una alfombra. Por estos últimos hemos viajado a un ritmo más elevado que con cualquier todocamino medio del mercado. Para lograr esto, los amortiguadores hidráulicos varían su respuesta en función de la fuerza que se ejerce sobre ellos.
El Ranger Raptor se mueve únicamente con un propulsor Diesel biturbo de 213 caballos, que viene de serie con una caja automática de convertidor de par de 10 relaciones, que se puede manejar de forma secuencial a través de unas grandes levas metálicas colocadas tras el aro del volante.
El elevado par del motor ayuda a salir airoso de lugares comprometidos, aunque lo hace con más ruido mecánico del deseado. El consumo de combustible tampoco es que sea bajo para tratarse de un turbodiésel, con medias en carretera de unos 10 litros y del doble cuando se abandona el asfalto. Lástima que las normas medioambientales sean cada vez más restrictivas, porque el Ford Ranger Raptor pide a gritos un corazón de purasangre, un auténtico V8. Sólo entonces sería un auténtico sueño americano, aunque nos dejáramos el sueldo en combustible.
El Ford Ranger Raptor se comercializa a partir de 63.100 euros e incluye un amplio equipamiento de serie como asistente de mantenimiento en el carril y sistema de frenado de emergencia, equipo multimedia SYNC 3, asientos tapizados en símil de piel y calefactados…
A favor:
Imagen. Diversión al volante. Chasis. Tracción. Calidad percibida.
En contra:
Actuación de la electrónica (capa mucho las reacciones). Sólo un motor. Precio.