Toda una referencia en su categoría como el Ford Focus, eligió el año pasado para renovarse por completo y ahora, en su cuarta generación, va un paso más allá y pone a disposición del conductor una serie de argumentos para ser más refinado, equilibrado y tecnológico. En definitiva, un automóvil más avanzado.

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El nuevo Focus puede presumir de un coeficiente aerodinámico de 0,27 Cx. Ofrece un diseño completamente nuevo en el que destacan sus ópticas delanteras rasgadas –de tecnología led en nuestra unidad–, un capó alargado, una cintura elevada y una gran parrilla frontal. En la parte lateral aparecen líneas muy marcadas, mientras que en el zaga destacan unos faros horizontales de gran tamaño y un portón de mayores dimensiones.

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Ford//Car and Driver

En el interior del coche el salto de calidad es bastante notable, el espacio mucho más grande, los materiales de mejor calidad y el rediseño del habitáculo supone un gran punto a destacar de esta nueva generación, todo ello con una idea clara en la cabeza y esa no es otra que la sencillez y el orden, pues el Focus nos muestra una consola central que no pretende aparentar nada del otro mundo y fiel reflejo de ello es la ausencia de numerosos mandos y botones en el salpicadero. Es por ello que no tenemos más remedio que acordarnos de un modelo que ya tuvimos el gusto de conducir y que ha servido de clara fuente de inspiración para este compacto, es decir, su hermano pequeño, el Ford Fiesta.

Lo primero que debemos destacar es su gran comportamiento en carretera y una sensación de seguridad muy elevada

Las plazas delanteras son muy espaciosas y el confort está más que garantizado si tenemos en cuenta los asientos envolventes que en este caso eran calefactables, estaban forrados en cuero y disponían de regulación eléctrica, con cuatro posiciones de ajuste. En las traseras, sin embargo, no podemos decir lo mismo respecto. El confort general es apropiado pero el techo solar panorámico de esta versión, reduce varios centímetros la altura e impide que los adultos de más de 1,80 no tengan espacio suficiente para la cabeza. A nivel de anchura no hay ningún problema, como tampoco con el espacio de las rodillas y por otro lado, cabe destacar que a cambio de limitar la altura, este techo acristalado aporta una gran luminosidad al habitáculo y su funcionamiento es muy sencillo, con dos botones que nos permiten abrir y cerrar tanto la tela como el cristal.

Siguiendo en la parte posterior del Focus, se echa en falta unas rejillas de ventilación o alguna toma de USB con la que conectar el smartphone. La única disponible está ubicada en la parte baja de la consola central, junto a una toma de 12 voltios. En la plaza central, nos sentamos cómodamente sin ningún problema, aunque si se prescinde de ella, encontramos un apoyabrazos con dos portavasos.

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Ford//Car and Driver

Si pasamos al maletero, lo primero que tenemos que decir es que su volumen total, sin abatir ningún asiento, es de 375 litros en esta versión de cinco puertas (1.354 con dos de ellos abatidos), una capacidad que no es mala en absoluto pero quizás un poco justa si lo comparamos con otros modelos del mismo segmento. Además, no cuenta con doble fondo ya que en su lugar se ubica el subwoofer (140 milímetros) que acompaña al sistema de sonido B&O PLAY de 10 altavoces y 675 vatios de potencia. Por cierto, este sistema de audio ofrece un sonido espectacular y pone a prueba la valentía del conductor y de los ocupantes, ya que en los niveles de volumen superiores el nivel sonoro es altísimo. Este equipo de música se oferta de manera opcional.

Dado que la tecnología es uno de los puntos fuertes de este compacto, nos encontramos con un conjunto de asistentes a la conducción de lo más interesantes, englobados en lo que la marca llama el Co-Pilot 360, un sistema que le otorga al Focus un nivel dos de conducción autónoma. Está compuesto por el control de crucero adaptativo inteligente (con función de parada y arranque del motor en detenciones), el Active Park Assist 2 (se opera desde la botonera situada junto al cambio), asistente de pre colisión (reconocimiento de peatones y ciclistas), sistema de luces largas adaptativas, head-up display (el primer modelo de la marca en Europa en equiparlo), sistema de ángulo muerto con alerta del tráfico cruzado, cámara de visión trasera, reconocimiento de señales, centralización de carril, sistema de frenada post colisión y sistema de dirección asistida evasiva (no hemos podido probarlo puesto que supone invadir durante unos segundos el carril contrario). Todos estos asistentes se pueden activar y desactivar desde los mandos, parte derecha, del volante de cuero específico.

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Otro punto a destacar del tecnológico habitáculo del Focus es el sistema de infoentretenimiento Sync3, el cual se opera a través de la pantalla táctil central de 8 pulgadas, siendo compatible con Apple Carplay y Android Auto, mostrándose bastante intuitivo, preciso y rápido, en cuanto a su funcionamiento. Además, en este ejemplar podemos encontrar una tecnología que ya está disponible en otros modelos de la marca y es el sistema MyKey, que nos permite configurar la llave del vehículo a modo de control parental, estableciendo algunos parámetros determinados como la velocidad máxima del coche, la activación del control de tracción o el volumen máximo del equipo de sonido, entre otras cosas. Eso sí, es importante configurarlo teniendo las dos llaves en la mano pues ambas son idénticas y de serie, tienen el perfil de administrador. De este modo, el sistema permite con una única llave, configurarla como 'MyKey' –control parental–, una acción que sólo podrás revertir con la otra, algo que no nos acabó de convencer.

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Si pasamos al aspecto dinámico, lo primero que debemos destacar es su gran comportamiento en carretera y una sensación de seguridad muy elevada, así como una calidad de rodadura muy reseñable, con una insonorización brillante, pues desaparecen casi en su totalidad tanto los ruidos como las vibraciones, a lo que contribuye el trabajado interior del Focus y las ventanas delanteras de doble acristalamiento, propias de este acabado Vignale. Esta cuarta generación estrena una nueva plataforma denominada C2 que le permite al compacto ser hasta 88 kilos más ligero y un punto más rígido, algo que agradecemos a la hora de afrontar curvas reviradas, además cuenta con una suspensión con una puesta a punto muy destacable, con esquema McPherson delante y de paralelogramo deformable detrás, un tarado firme, aunque en ningún momento llega a incomodar. Además, para aquellos que busquen el máximo confort está disponible una suspensión adaptativa que ofrece dos nuevos modos de conducción (Comfort y Eco-Comfort) que se suman a los tres ya existentes (Normal, Sport y Eco), todos ellos actúan sobre la sensibilidad del acelerador, dureza de la dirección y respuesta de la transmisión.

La caja de cambios destaca por su suavidad, aunque en conducción dinámica, especialmente si activamos el modo manual, se muestra algo lenta.

Pero el Focus es algo más que todo eso y es que este coche ofrece una estabilidad brillante, gracias a algunos aspectos mencionados anteriormente, como su nueva plataforma y la puesta a punto de la suspensión, así como su anchura total, destacando especialmente en carreteras viradas, donde se desenvuelve con gran agilidad, realizando unos cambios de dirección rápidos y precisos. En este sentido, el eje delantero será uno de nuestros grandes aliados, permitiéndonos que abusemos de él sin dar muestras de debilidad, mostrando su tendencia a subvirar si nos excedemos, eso sí, siguiendo a la perfección las ordenas impuestas por una rápida dirección de asistencia eléctrica, con un tacto duro y 2,5 vueltas de volante. Si bien es cierto que su comportamiento es muy bueno y preciso, en ocasiones, como a la hora de maniobrar desde parado, echamos en falta un giro más amplio.

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Al contrario que en el Fiesta, que parece divertirse contigo permitiéndote acceder a sus límites, soltando el eje trasero para que te puedas distraer de manera controlada, este compacto se muestra más reacio a ello y es que su elevado agarre – a lo que contribuyen los brillantes neumáticos Michelin Pilot Sport 4 en medidas 235/40 R18 – parece decirte que lo vas a tener muy difícil si quieres encontrar esa delgada línea entre el control y el descontrol. Su suspensión trasera, de doble horquilla, está siempre en el lugar correcto para permitirte llevar un ritmo elevado y despreocuparte de lo que pueda ocurrir, trabajando conjuntamente con el tren delantero como si se conocieran de toda la vida. Otro punto destacable del coche son sus frenos (discos ventilados delante y macizos detrás), con un pedal sensible y algo duro, y un gran mordiente en apenas un recorrido muy corto, algo a lo que tendremos que acostumbrarnos.

Sin duda, uno de los grandes protagonistas de este ejemplar es su motor 1.5 EcoBoost, un bloque que por prestaciones podía pasar perfectamente por una mecánica de cuatro cilindros pero ese peculiar sonido que emite, especialmente cuando superamos las 4.500 revoluciones, le delata. Efectivamente, lo que nos encontramos debajo del capó es un propulsor de tres cilindros, un motor progresivo que empuja con bastante decisión y que mueve a la perfección los 1.400 kilos (en orden de marcha) del Focus. Entrega 150 caballos a 6.000 vueltas y su par máximo es de 240 Nm desde 1.600 rpm, unas cifras que quizás no digan mucho pero que en la práctica cambian por completo. Al tricilíndrico no le falta fuerza en absoluto y siempre que queramos exprimir al máximo todo su potencial nos llevaremos una gran satisfacción, así como una nota sonora que nos gusta bastante y que encaja a la perfección con las dos colas de escape que exhibe este Vignale.

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Va asociado a una caja de cambios automática de ocho marchas por convertidor de par, la cual destaca por su suavidad, aunque en conducción dinámica, especialmente si activamos el modo manual, se muestra algo lenta. Un detalle curioso es la ausencia de la función kick-down, aunque esto no es impedimento para que la transmisión baje una o dos marchas si le pedimos grandes demandas de potencia, así como la ausencia de un indicador que nos muestre la marcha en la que vamos, salvo que lo hagamos en modo manual. Si hablamos de consumos uno puede esperar que al ser tres cilindros los que proporcionan el empuje necesiten de un mayor esfuerzo y por tanto un mayor consumo. Sin embargo, a un ritmo suave (modo Eco-Comfort activado) el Focus ofrecerá una media en torno a los 6,5 litros a los 100 kilómetros, mezclando ciudad y carretera, aunque si le pedimos que nos entregue todo lo que tiene, la cifra superara fácilmente los 9 litros.

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Diego Rueda//Car and Driver

Llegados a este punto las conclusiones son claras y es que el Focus nos ha conquistado por sus capacidades dinámicas, el chasis tan equilibrado y eficaz, la suavidad en marcha y un propulsor con una gran personalidad. A todo esto le sumamos sus ayudas a la conducción, con el Co-Pilot 360, su cómodo habitáculo y un precio de 26.726 euros. En definitiva, un producto de lo más recomendable que pondrá las cosas muy difíciles a todos sus rivales.

A favor: Dinamismo y estabilidad en carretera. Funcionamiento del sistema Co-Pilot 360. Confort general abordo.

En contra: Altura de las plazas traseras (con el techo panorámico). Cierta lentitud en el cambio de marchas. Radio de giro.