El circuito de Llucmajor, a menos de 10 minutos del aeropuerto mallorquín de Son Sant Joan, está pensado para disputar carreras de motos en vez de coches por su trazado ratonero y estrecho, algo que parece no importarle al renovado Golf R, que espera en el pit lane para salir a rodar y demostrar de lo que están hechos sus nuevos 310 caballos, 10 más que la versión anterior. En realidad son dos las unidades que aguardan, una con cambio manual y otra con DSG. Por delante sólo tenemos cuatro vueltas, así que elegimos la primera por ser más excitante y casi una rareza en este tipo de automóviles en los que cada vez es más frecuente que vengan de serie con transmisiones automáticas que mejoran las prestaciones oficiales –en el R, por ejemplo, el DSG ayuda a bajar el 0 a 100 en 0,5 segundos, pasando de 5,1 a 4,6 segundos–. Creemos que hemos tomado la decisión correcta al ver que las rectas no permiten alcanzar velocidades elevadas pero sí podemos estudiar a fondo su comportamiento con tanto giro.

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Las constantes curvas demuestran que el R no pierde la compostura gracias a la tracción integral 4Motion, de serie en esta versión y la responsable de variar el reparto de par de forma imperceptible entre el eje delantero y el trasero cuando el chasis se ve en apuros. Únicamente el ESP se deja notar más de la cuenta para neutralizar las pequeñas derrapadas que se producen incluso en el modo Race, el más extremo de todos los programas, cortando de raíz el problema y haciéndonos perder parte del ritmo, que es muy alto. Para que todo cambie, decidimos desactivarlo pulsando el botón correspondiente durante tres segundos. ¡Ahora sí el R es más nervioso! Pero sólo un poco al permitirnos cargar el morro en frenadas y jugar con la trasera mediante la precisa y a veces pesada dirección, con la que redondeamos la 'jugada'. En esas circunstancias nos 'peleamos' también con el cambio, ya que el salto entre la segunda marcha y la tercera parece más largo de lo que en realidad es, lo que nos obliga a mirar a la palanca para comprobar que circulamos con la relación que deseamos.

La dirección del R es progresiva y varía su asistencia en función de la velocidad

La suspensión de dureza regulable DCC nos permite optar entre dos grados de firmeza, aunque sin una diferencia muy acusada entre las distintas posiciones predefinidas. Lo único que apreciamos es un rebote más o menos intenso dependiendo del programa, por lo que te recomendamos que gastes los 1.075 euros de esta amortiguación en 'vestir' al R a tu gusto con tapicerías y colores más llamativos o directamente lo inviertas en alguna de las ayudas a la conducción que dispone porque sí, esa es la otra parte de las mejoras del R junto la conectividad que ofrece su sistema multimedia táctil con pantalla de 9,2 pulgadas.

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Está claro que el Golf R, ya sea con la carrocería compacta –43.860 euros– o con la familiar Variant –desde 46.610 euros–, sigue siendo el purasangre equilibrado y eficaz de antaño, aunque puede volverse un poco más radical con el paquete opcional R-Performance que incluye, entre otros, frenos específicos R aligerados de mayor mordida, escape Akrapovic 7,2 kilos más liviano que el de serie y ruedas Michelin Pilot Sport Cup 2–este kit aún no se comercializa en España, de ahí que calculemos un precio superior a los 3.000 euros–. Pero puestos a tener un Golf extremo y exclusivo que se acerca a los ocho millones de las antiguas pesetas, más vale que no falte ningún detalle…

¿El R es mucho para ti? Atento al Golf GTI Performance

Justo por debajo del Golf R, Volkswagen comercializa la versión GTI Performance, que incrementa la potencia 15 caballos para quedarse a las puertas de los 250 caballos (245 en realidad). Estricto tracción delantera, el trabajo del diferencial autoblocante mecánico es toda una garantía para conseguir la motricidad perfecta, y eso que el propulsor TSI no es todo lo explosivo que imaginásemos, quizá influenciados por la mecánica del R, cuyas sensaciones aún tenemos presentes. Eficaz en el cambio de apoyo y muy noble en curva, las respuestas del GTI Performance son predecibles al ir pegado literalmente al suelo, con una trasera que sigue fielmente las indicaciones del eje delantero incluso si forzamos la entrada en las curvas. De nuevo el DSG –1.900 euros– es un extra muy eficaz aunque finalmente tú decides si te quedas con la caja manual, perfecta de trato y manejo.

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El GTI Performance también está disponible en los concesionarios de la marca a partir de 36.340 euros para el tres puertas, 37.010 euros en el caso de optar por el cinco puertas, lo que supone un sobrecoste de 2.110 euros en ambos casos respecto a los GTI de tres y cinco puertas de 230 caballos.

volkswagen golf r 2021