Un servidor no tuvo la oportunidad de vivir la maravillosa década de los 70, de hecho, ni siquiera estaba aún en unos posibles planes paternales –algo que ocurriría en el siguiente decenio– por lo que jamás pude experimentar todo ese lujo que tan magníficamente retrató Federico Fellini en su cinta 'La Dolce Vita'. Una ostentosidad de la que gozaron la flor y nata de la sociedad quienes se paseaban en auténticas joyas automovilísticas como el Mercedes 280 SE 3.5, un modelo que se convirtió en el último gran descapotable de lujo de la firma de Stuttgart… hasta ahora.

Así es, tras 45 años de inactividad en este segmento, este Mercedes Clase S Cabrio encabeza la gama de descapotables de la casa de la estrella. De esta forma, desde el próximo mes de mayo, el fabricante de la estrella retomará su lugar en el Olimpo de los descapotables, en donde ya se encuentran vehículos tan ilustres como el Bentley Continental GTC o el Rolls Royce Phantom Drophead Coupé, al tiempo que se desmarca de sus dos principales rivales, Audi y BMW, quienes ven cómo sus A8 o Serie 7, respectivamente, siguen ofreciendo únicamente carrocerías cerradas.

Para conseguir esa distinción, Mercedes ha decidido tomar la base del actual S Coupé, modelo que llegó al mercado hace casi dos años y con el que comparte el 60% de las piezas, al que le ha añadido el toque de distinción que supone tener un techo practicable que deje completamente al descubierto sus cuatro plazas interiores. Techo que, como mandan los cánones de los descapotables puros, está realizado en lona pudiendo ser elegido en cuatro colores diferentes: azul oscuro, negro, beige y granate.

Mercedes se marcó un objetivo con la capota: lograr que el conductor tuviera la sensación de viajar en el Clase S Coupé cuando ésta estuviera puesta.

Para lograr dicha sensación de las tres capas que la conforman, la exterior es de butilo -un tipo de caucho sintético- en lugar de neopreno, asegurando no solo un aislamiento superior sino también una mayor impermeabilidad. Durante la toma de contacto realizada por las carreteras y calles de la Costa Azul -entre Niza y Cannes-, pudimos comprobar cómo, efectivamente, ese trabajo ha dado sus frutos ya que al circular con ella colocada, el nivel de insonorización rozaba la perfección.

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No obstante, dado que la climatología nos acompañó en todo momento, era de recibo que abriéramos el cofre central y pulsáramos el comando que inicia la acción de descapotado y que puede realizarse hasta 60 kilómetros/hora. Tras 19 segundos de breve espera, la capota se guarda en el maletero, separándose de la zona de carga a través de una cubierta retráctil eléctrica y reduciendo la capacidad de los 350 litros iniciales a los 250. Con el habitáculo ya al descubierto, este Clase S Cabriolet ofrece un espacio más apto para cuatro ocupantes ya que los dos posteriores eliminarán esa caída pronunciada del techo que les impedía ir erguidos por completo aunque eso sí, el hueco para las piernas seguirá siendo algo justo.

Aunque como decimos, el clima fue benévolo con nosotros en lo que a sol se refiere, la temperatura exterior resultaba ser algo fresca. Una situación que, en otros descapotables, podría generar cierta duda acerca de si quitar el techo o no, pero que en este Clase S Cabrio queda totalmente disipada. Y es que para que la vida a bordo sea mucho más placentera, incluso si el tiempo es algo inestable, Mercedes ha desarrollado un sistema de climatización avanzado. Denominado Thermotronic, este climatizador cuenta con un software que permite al vehículo adaptar de forma automática la temperatura interior en función de si circulamos con el techo abierto o cerrado. Para ello, cuenta con 12 sensores y 18 servomotores capaces de detectar incluso el nivel de radiación solar, la calidad del aire, el empañamiento de cada cristal y hasta la humedad con un sensor de punto de rocío para garantizar una óptima temperatura en cualquier circunstancia.

Avanzados sistemas que se complementarán con los ya conocidos Airscraf de sus asientos delanteros, que expulsan aire caliente a la altura de la nuca, y con un nuevo AirCap que desplegará dos deflectores -uno en la luneta delantera y otro entre los reposacabezas traseros- para reducir las turbulencias. Por último, contará con un paquete de confort climático que no sólo ofrecerá calefacción en los asientos o en el volante, sino también, como gran novedad, en los apoyabrazos delanteros, tanto el central como el de las puertas.

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POTENCIA Y DINAMISMO A PARTES IGUALES

Ahora bien, además de exclusividad, este Clase S Cabrio ofrece una gama de motores con tintes casi de competición. Para que te hagas una idea, la que sería catalogada como versión 'básica' genera nada menos que 455 caballos de potencia y alcanza los 100 kilómetros/hora desde parado en sólo 4,6 segundos. Cifras al alcance de muy pocos y que se obtienen gracias al montaje del motor de gasolina V8 4.7 biturbo. Un bloque que también se encarga de mover a uno de los dos 'patas negras' de este nuevo modelo: el AMG S 63 Cabrio.

Eso es, al igual que el Clase S y el Clase S Coupé, nuestro protagonista también tendrá variantes desarrolladas por Mercedes-AMG y hablamos en plural porque además de la versión S 63 que, como decimos, monta el mismo V8 Biturbo del S 500 aunque con una cilindrada mayor, de 5.5 litros, y desarrollando más caballos, 585 para ser más exactos, estará acompañado más adelante del descomunal AMG S 65 Cabrio, con un motor V12 biturbo de 5.980 cc que generará 630 caballos de potencia.

Una versión que, pese a tener casi 45 caballos más, curiosamente, será más lenta que su hermano pequeño, al necesitar 4,1 segundos para pasar de 0 a 100 kilómetros/hora, o lo que es lo mismo, dos décimas más que el S 63. En lo que a velocidad punta se refiere, los tres la tienen limitada a 250 kilómetros/hora aunque en el caso de los AMG, si se equipa el Paquete AMG Driver –cuesta 4.106 euros-, esta podrá aumentar hasta los 300 kilómetros/hora.

Las diferencias entre las tres versiones también estarán determinadas por el tipo de transmisión y la forma de gestionarla. Así, mientras que el S 500 opta por un cambio automático de convertidor de par de nueve relaciones, el 9G-Tronic, que transmite toda la fuerza al eje trasero, los dos AMG se asocian a una de siete relaciones con embrague multidisco, AMG Speedshift MCT, de siete, repartiendo la fuerza entre las cuatro ruedas gracias al sistema de tracción total 4Matic.

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¿CON CUAL TE QUEDAS?

Esto se traduce, en marcha, en una mayor ligereza para el S 500, el cual, durante la prueba parecía ser más dinámico en el paso por curva. Sin embargo, al montarnos en el S 63, elegir el modo Sport a través del selector de mandos de la consola central y pisar el acelerador, todo lo que no fuera ver pasar los árboles a gran velocidad… no valía. Y es que el más pequeño de los AMG tiene todo lo que se le puede pedir a un coche. Incluso pese a llevar 585 caballos bajo el capó, todo parece sencillo. La dirección cumple cada orden que le damos, los frenos -por 10.568 euros pueden ser carbocerámicos- detienen los 2.185 kilos de peso allí donde nosotros hemos puesto la mirada, y la suspensión neumática Airmatic, de serie en todos los Clase S Cabrio, elimina todo balanceo de un coche que supera los cinco metros de largo.

Cuesta unos 11.600 euros más que el S Coupé, pero seguro que su clientela se lo sabe perdonar.

Y todo ello acompañado de un elenco de elementos de asistencia y seguridad de lo más novedosos, así como de un equipamiento tanto de entretenimiento como de confort digno del coche más exclusivo. Así, no es de extrañar que su tarifa de precios sea 11.600 euros más alta que la del S Coupé, al comenzar en los 166.000 euros del S 500 Cabrio y seguir en los 222.700 euros del AMG S 63 Cabrio y los 303.025 euros del AMG S 65 Cabrio.

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