Escuchamos con mucha atención al ingeniero español que está sentado a nuestro lado en la comida; él es parte implicada en el desarrollo de la segunda generación del X1 y, por lo que nos deja caer, las reuniones han sido bastante 'calientes' a la hora de plantear cómo sería el nuevo todocamino.Dentro de la empresa alemana, un bando, fiel a los principios de BMW, apostaba por seguir manteniendo la arquitectura empleada en el anterior X1, es decir, la de tracción a las ruedas posteriores (o integral en su defecto) y motor colocado en posición longitudinal; el otro era 'rupturista' al defender las ideas de reducir costes y mejorar la habitabilidad, por lo que se hacía indispensable utilizar la plataforma del Serie 2 Active Tourer, lo que viene a ser tracción delantera y propulsor transversal. Al final ganaron los números... Pero no te lleves a engaño porque el X1 sigue siendo un BMW puro y duro, aunque es cierto que en curvas cerradas, se aprecia un suave subviraje que antes no existía. Pero vayamos por partes.

El X1 es 1,5 centímetros más corto (4,43 metros de largo), mientras que la altura sí se incrementa con 5,3 centímetros (1,59 metros) y la anchura hace lo propio otros 2,3 centímetros (ahora 1,82 metros). Estas dimensiones unidas a un diseño más robusto (con una reconversión de la carrocería para hacerla más 4x4 al estilo del X3 que de compacto sobreelevado, como un Mercedes GLA), hacen del benjamín de la familia X un vehículo visualmente muy atractivo. Sin duda, una evolución, pero donde realmente hay una revolución es de puertas adentro: ahora sí que pueden viajar cinco adultos.

El maletero cubica 505 litros, lo que significa 85 más que antes

La reubicación del propulsor ha permitido adelantar el pilar A, lo que unido a unos asientos delanteros algo más finos, permiten que los pasajeros de la segunda fina tengan 3,7 centímetros adicionales para sus piernas, mientras que van sentados 6,4 centímetros más altos que antes. Además y como novedad, las tres butacas son independientes, lo que permite ganar o restar volumen al maletero en función de las necesidades de transporte, una solución propia de vehículos más familiares (se trata de una opción). Delante la sensación es la de estar en un auténtico todocamino, influencia directa de subir también 3,6 centímetros los asientos respecto al suelo del automóvil.

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Una vez acomodados y tras dar un repaso a la consola central, ligeramente diferente a lo que nos tiene acostumbrados BMW, iniciamos la marcha con el xDrive25d de 231 caballos. Algo ruidoso en aceleración pero silencioso una vez alcanzamos una velocidad de crucero, este bloque turbodiésel consigue un par de 450 Newton/metro entre 1.500 y 3.000 vueltas y un 0 a 100 en 6,6 segundos. Su gran ventaja es el gasto de carburante, cercano a los seis litros en el modo Sport y en torno a 5,6 litros con el programa Eco Pro (éste es una auténtica maravilla para alargar la autonomía).

Tras el turbodiésel nos ponemos a los mandos del gasolina xDrive25i. Con un impresionante par de 350 Newton/metro entre 1.250 y 4.500 vueltas, este cuatro cilindros empuja con rabia, aunque lo que más nos sorprende es el sonido procedente del escape, bastante racing en el salto entre marchas. Si bien el consumo homologado es de 6,6 litros, nuestra media se aproxima a los ocho litros aunque es de recibo decir que la ruta atravesaba muchos pueblos y discurría por carretera secundaria con continuas subidas y bajadas. La dirección se muestra rápida y la suspensión es firme, características compartidas con el xDrive25d. Lo que sí se aprecia, independientemente de la motorización, es que el X1 es algo más torpe del eje delantero, pero nada fuera de lo normal.

Adicionalmente a los kilómetros programados, tuvimos la oportunidad de hacer un pequeño circuito off road y aprovechar bien al altura al suelo del X1 (18,4 centímetros) y los ángulos de ataque, ventral y de salida (17,7º, 16,7º y 20,6º respectivamente). Incluso utilizamos el control de descenso, activable a través de una tecla junto a la palanca del cambio de marchas, variando la velocidad con pulsar un botón en el volante entre 4 kilómetros/hora y algo más de 20.

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Existen tres paquetes para el exterior: xLine, Sport Line y M Sport

Los precios del X1 arrancan en 32.400 euros para el sDrive18d de 150 caballos (Diesel), el único que de serie viene con tracción delantera. El resto de versiones es más costosa por ser más potente y asociarse a la tracción integral: 39.900 euros para el xDrive20d de 190 caballos (Diesel) y 44.400 euros y 45.500 euros para los xDrive25d (Diesel) y xDrive25i (gasolina) respectivamente, ambos con 231 caballos.

A esos importes hay que sumarles opcionales muy recomendables como el Head Up Display, que proyecta en el parabrisas información con colores como la velocidad a la que circulamos, las indicaciones del navegador o las señales viales. También son interesantes el asistente de cambio de luces, los faros de led y el paquete Driving Assistant, un conjunto de ayudas a la conducción agrupadas como el lector de señales o el control de velocidad de crucero adaptativo.

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