En directo los cambios en el Audi TT son tan difíciles de apreciar como en las fotos. Lo cierto es que los paragolpes son algo más abultados, lo que le hace estirar hasta nueve milímetros su longitud, y el frontal ha ganado algo de fuerza con el rediseño de la parrilla, el recubrimiento cromado de los antinieblas y, sobre todo, la iluminación diurna mediante LED de los faros delanteros, que ahora también pueden ser bi-xenón. Por lo demás, se necesita ser muy puntilloso para descubrir el resto de novedades. Hay dos diseños diferentes para las llantas, cuatro colores más para la carrocería y tres para el habitáculo, que puede incluir algunas inserciones metálicas tanto en el volante, como en la consola central o en las puertas.

Aquí empieza y aquí termina el nuevo TT, en lo que a apariencia se refiere, por algo es un modelo de indiscutible éxito comercial que fue lanzado en 2006 y que no había necesitado ninguna reforma hasta este año. Ahora bien, al volante de este ‘viejo conocido’ encontramos algunos dispositivos que nos llaman especialmente la atención, como el nuevo climatizador -que sustituye las teclas por ruletas-, o la pantalla multifunción del cuadro de mandos que añade un asistente para el cambio de marcha así como un esquema que refleja el nivel de consumo de los sistemas eléctricos. También encontramos dos botones nuevos, el del alerón retráctil, que se despliega automáticamente a los 120 km/h y se recoge a los 80 km/h pero que también puede manejarse manualmente, y uno más descriptivo: ‘Sport’.

A por las curvas

El botón ‘Sport’ está ubicado junto a la palanca del cambio, ya sea manual o automático. Esta tecla, con un solo clic, permite endurecer la suspensión -en el caso de que equipemos el chasis adaptativo Audi magnetic ride- y mejorar la sensibilidad de la dirección, el acelerador o el cambio -si es el manual-. Con este modo de conducción activo, el TT cobra mayor precisión de guiado y mejora su sensación de aplomo en curva. Por lo demás, sigue siendo un coche de reacciones nobles, que procura una conducción muy fácil a su conductor, incluso a altas velocidades. Durante la prueba, pude conducir el TTS Roadster S-Tronic de 272 caballos y el Coupé TDI Quattro de 170.

El primero es un deportivo de altas prestaciones ideal para el día a día por confort de suspensiones, mecánica silenciosa e imagen discreta, eso sí, con el aliciente de distinción propio de un descapotable. Ahora bien, su precio es bastante prohibitivo -59.990 euros- y sólo puede tener techo de lona, lo que penaliza claramente la insonorización del habitáculo. Además, pierde las dos plazas supletorias traseras y un espacio para el maletero de 40 litros sobre los 290 del modelo Roadster. Sin duda, por espacio interior y silencio de marcha resulta más práctica la versión Coupé, que con el motor 2.0 TDI de 170 caballos ofrece además un equilibrio fantástico entre prestaciones y consumo. Es una especie de ‘todo en uno’ que se ofrece desde 39.470 euros, pero que puede resultar interesante por su previsible buena reventa. Es el único coche de su categoría con motor Diesel tan potente a excepción del Peugeot RC-Z y el Volkswagen Scirocco que, por otro lado, no se consideran modelos ‘premium’ como el TT.

La unidad del TDI que probamos incluía cambio automático S-Tronic de 6 velocidades y el pack deportivo S-Line con suspensión rebajada en 10 milímetros y unas llantas de diseño exclusivo y acabado grafito de 18 pulgadas. Incluso con estas especificaciones, resultaba un coche bastante cómodo, perfecto para un uso diario así como para realizar viajes largos.

Después de todo...

No cabe duda de que la mayor virtud del TT es que es un coche muy equilibrado y en ese sentido poco o nada ha cambiado este Model Year 2011, como lo denomina Audi, aunque ya está a la venta con un precio que parte en los 31.980 euros del Coupé 1.8 TFSI de 160 caballos y termina en los 67.420 del TT RS Roadster con motor de cinco cilindros y 340 caballos.

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