Ya está aquí el nuevo Mini y con 3,82 metros de longitud de 'Mini' tiene ya poco, la verdad. El crecimiento en el largo de la carrocería también ha traído mayor distancia entre ejes y anchura, tres y 4,5 centímetros respectivamente, lo que ha permitido que sus proporciones y su inconfundible estilo permanezcan invariados. En el interior, la ganancia de espacio no es espectacular pero sí apreciable, sobre todo en anchura y en la capacidad del maletero que ahora llega hasta los 211 litros, nada menos que 51 litros más.

En el habitáculo todo ha cambiado para seguir pareciendo igual. Hay pocos elementos que estén en el mismo sitio que antes. Los elevalunas pasan a las puertas -donde deben estar-, el velocímetro ahora va detrás del volante, anclado a la columna de la dirección y la parte superior esférica de la consola central, antes ocupado por un poco útil velocímetro, ahora se destina a la pantalla del sistema multimedia, que puede tener 6,5 u 8,8 pulgadas, y está controlado por un mando situado detrás de la palanca del cambio, similar al i-Drive de BMW. En la parte inferior de la consola central, donde antes iban los elevalunas, se encuentra ahora el interruptor de arranque y los mandos para desconectar el Start&Stop y el control de estabilidad. Todos los materiales empleados y sus ajustes son excelentes, con tacto blando y agradable, aportando una sensación de calidad todavía superior a la que conocíamos en el anterior Mini. Los asientos deportivos opcionales son excelentes, por su forma y sujeción lateral además de contar con banqueta extensible.

Las suspensiones son independientes en las cuatro ruedas y similares a las del modelo anterior, con esquema McPherson delante y paralelogramo trasero, pero completamente nuevas, con algunos de sus elementos realizados en aluminio. Se puede optar por el reglaje de serie, más cómodo, la opción de la suspensión deportiva o también los amortiguadores de dureza regulable. Pero la gran novedad está en los motores, ahora de tres cilindros en una buena parte de las versiones. Los One y Cooper, tanto gasolina como Diesel, montan bloques tricilíndricos con turbo, mientras que el Cooper S es el único con arquitectura de cuatro cilindros. En gasolina tenemos potencias de 102, 136 y 192 caballos para los One, Cooper y Cooper S respectivamente. Los Diesel ofrecen 95 y 116 caballos para el One D y el Cooper D. Todos llevan de serie cambio manual de seis velocidades, pudiendo montar en opción uno automático del mismo número de marchas en todos los Cooper.

EN ACCIÓN

En nuestra primera toma de contacto con el Mini 2014, hemos podido probar el Cooper gasolina con cambio automático y a menos que se sepa de antemano es difícil apreciar que se trata de un tres cilindros. Su sonido al ralentí no es tan 'redondo' como en un cuatro cilindros pero está perfectamente 'modulado' con el escape para que tenga el toque 'deportivo' en cuanto sube de vueltas. Además, como buen Mini, el sonido de rodadura es más apreciable de lo habitual, lo que termina de ocultar la rumorosidad del propulsor. En el lado claramente positivo está su excelente empuje desde pocas vueltas, una respuesta inmediata y su capacidad para subir de régimen. Los consumos anunciados son realmente espectaculares y durante nuestra toma de contacto de algo más de 100 kilómetros por todo tipo de carreteras, el indicador del ordenador de viaje no llegó a los siete litros, la única forma de 'medir' los consumos en ese momento.

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En cuanto a conducción es todo un Mini, no se puede decir más. La dimensionada plataforma aporta todavía más aplomo y sensación de agarre que en el modelo anterior. La dirección es algo más rápida y directa.
En el apartado tecnológico es en el que el Mini ha crecido considerablemente. Ahora puede disponer de tres modos de conducción -SPORT, MID y GREEN- que modifican la electrónica del motor, dirección y del cambio automático y suspensión regulable si se han montado esas opciones. Entre las ayudas a la conducción incluye en un paquete opcional el lector de señales de tráfico, asistente de luces de carretera, el control de crucero adaptativo y los sistemas de aviso de posible colisión o atropello con frenada para automática para evitar o mitigar el impacto.

También puede montar un sistema de proyección de datos Head Up Display en color pero que no se ve directamente en el parabrisas, sino en una pequeña pantalla transparente que se despliega delante del conductor. El sistema multimedia puede ser de dos tipos, en función del tamaño de la pantalla, y en el más sofisticado ofrece numeras funciones de conectividad, con la posibilidad de instalar aplicaciones propias de Mini y otras 'generales' como todas las redes sociales más conocidas o de descarga de música en streaming. Puede montar cámara de marcha atrás y por primera vez un sistema de aparcamiento asistido, además de faros de Led para todas las funciones. Como en todos los Mini las posibilidades de personalización, jugando con colores, accesorios y equipamiento, son casi infinitas.

Los precios arrancan en los 17.950 euros del One y llegan hasta los 25.950 euros del Cooper S. El Cooper, una de las versiones más interesantes por potencia y consumo, está en 20.550 euros. Todos los Cooper se ponen a la venta a finales de marzo, mientras que los One llegarán a los concesionarios a finales de abril.

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