Uno de los responsables de que Kia se sitúe en el top ten de los fabricantes que más coches venden en España es el Sportage, el todocamino con el que los comerciales de la firma se frotan las manos, ya que casi uno de cada tres coches nuevos que salen por cualquiera de sus concesionarios corresponde a este rompedor SUV, que conectó desde el primer momento con el público por la imagen, diferente a lo que estábamos acostumbrados. Fuera de nuestras fronteras, la fórmula también se repite, así que es normal que se hayan volcado más esfuerzos para desarrollar la cuarta generación, la que te traemos, con el sello inconfundible de Peter Schreyer, un exdiseñador de Audi ahora máximo responsable de la compañía a nivel mundial.

El Sportage crece hasta los 4,48 metros de largo, 40 milímetros más, al igual que la batalla, que hace lo propio 30 milímetros para situarse en 2,67 metros; las cotas restantes como la anchura y la altura se mantienen con idénticos 1,85 metros y 1,63 metros. Y aunque la línea exterior recuerda a la del anterior, principalmente en la parte trasera del vehículo, ahora es más impactante se mire por donde se mire. Los faros se han colocado en una posición más alta y los pilotos están unidos por una pequeña franja roja que no hace de tercera luz de freno, sino que se trata de un detalle decorativo sin más. Aunque el verdadero salto evolutivo lo encontramos en el habitáculo. Por ejemplo, las plazas traseras son perfectas para dos adultos, con un acceso incluso superior al de un monovolumen, y disponen de hasta calefacción; asimismo el respaldo de la banqueta se echa hacia adelante o hacia atrás un máximo de 39º con una palanca, por lo que se puede ganar algún litro al maletero, que cubica 492 litros con el kitreparapinchazos… y sí, existe la posibilidad de añadir la rueda de repuesto.

Puestos con el interior echamos un rápido vistazo tanto al salpicadero como a la consola central. La primera está rematada en plástico blando que simula ser cuero, ya que lleva incluso unas pequeñas costuras que recorren toda la parte superior, como las vistas en automóviles más premium; del segundo destaca la buena colocación de todos los mandos, como también la pantalla del centro multimedia, que puede ser de hasta ocho pulgadas incluyendo un navegador TomTom con cartografía actualizada durante siete años, el mismo periodo de la garantía. Tanto una como otra nos transmite una gran sensación de calidad, percepción que aumenta al manejar la botonería o los mandos del volante, sin rastro de crujidos o de pequeños desfases que delaten una mala factura.

Está previsto que lleguen más motores con el restyling del modelo, incluida una versión híbrida en la que están trabajando

Ahora sí que nos ponemos en marcha y los primeros kilómetros nos sirven para apreciar que el Sportage se siente más ligero y más silencioso que antes. Buena parte de esto recae en el chasis, ya que lleva nuevos refuerzos y materiales aislantes que absorben todo lo que ocurre a nuestro paso. La dirección en líneas generales es suave, muy agradable para manejar el coche en ciudad aunque demasiado asistida para carretera, mientras que la suspensión es más firme de lo que imaginamos para este SUV; se nota que el Sportage es más on road que off road.

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Durante la toma de contacto condujimos el 2.0 CRDi de 136 caballos con caja de cambios manual (38 kilográmetros de par, 186 kilómetros/hora de punta y 4,9 litros de gasto de carburante a los 100) y el gasolina 1.6 T-GDi de 177 caballos con transmisión manual (27 kilográmetros de par, 202 por hora de velocidad máxima y 7,6 litros). El Diesel es un 'viejo conocido' en la familia Kia y en concreto del Sportage, pero lleva una pequeña actualización con la que se consigue más par mientras que, el segundo, es totalmente nuevo y muy interesante. Veamos.

De los tres CRDi, éste es sin duda el más equilibrado en cuanto a prestaciones, consumos y precio. Tiene unas marchas iniciales bastante cortas y una sexta relación claramente enfocada a bajar el consumo. La palanca tiene un tacto duro, muy propio de los alemanes, y aun revolucionando para aprovechar todo el potencial, apenas llegan rumorosidad o vibraciones. Responde bien y las recuperaciones son bastante alegres, un punto a su favor. Pero el T-GDi es mucho más agradable; se trata de un motor tremendamente elástico y progresivo y en el que el consumo no es el punto fuerte. Es suave en toda su franja de utilización hasta que alcanza las 2.000 vueltas, cuando realmente comenzamos a sentir la patada del turbo.

En unos meses, el cambio de doble embrague llegará al Diesel de 115 caballos

Entre las ayudas a la conducción disponibles, y que dependen del acabado para poder equiparlas, están la frenada de emergencia en ciudad (se detiene por completo cuando detecta un peligro a menos de 30 kilómetros/hora), el mantenimiento de carril (capaz incluso de trazar las curvas solo, como comprobamos), las luces adaptativas en función del tráfico, el sistema de reconocimiento de señales, la detección de ángulo muerto o la alerta de proximidad trasero, que nos informa si pasa algún vehículo o peatón por detrás al salir de un aparcamiento siempre y cuando se engrane la marcha atrás. En cuanto a terminaciones, el GT Line es el protagonista indiscutible por su atractivo. Disponible por primera vez en el Sportage, saca a relucir un lado deportivo realmente atractivo en persona, con llantas de 19 pulgadas, paragolpes específicos, luces antiniebla delanteras led en forma de cañones o asientos específicos; una decisión sin duda acertada y que a buen seguro copará una gran parte de las ventas.

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Otros detalles que merecen la pena reseñar son la apertura eléctrica del portón, una toma USB para los pasajeros de la segunda fila, el parkingasistido, un equipo de audio JBL de ocho altavoces con amplificador de 320 vatios y un cargador wireless para teléfonos móviles que incluyan esta posibilidad, como iPhone 6 o Samsung S6.

El Sportage ha sido diseñado y se fabrica en Europa, al gusto de los clientes del Viejo Continente

Este GT Line es el tope de gama y por el que más dinero hay que desembolsar en todos los propulsores salvo en el gasolina y el Diesel de acceso, que tienen unas fórmulas más económicas y, por tanto, sin tanto lujo (desde 22.850 para el GDi y desde 25.700 euros para el CRDi). En el resto, el T-GDi de 177 caballos 4x4 (desde 34.400 euros) y los Diesel de 136 (33.400 euros) y 185 caballos 4x4 (37.900 euros) sólo se venden con este acabado, por lo que no hay otra elección (los más gordos sí que pueden llevar cambio automático, que incluyen freno de estacionamiento eléctrico). Ya se aceptan pedidos, aunque las primeras entregas se iniciarán el 1 de marzo.

kia sportage