Las modificaciones estéticas que ha recibido el SRT8 ya dejan claro que no se trata de un Jeep Grand Cherokee cualquiera. El frontal luce un nuevo paragolpes, con amplias tomas de aire y sobre el capó encontramos dos enormes branquias para refrigerar el motor. En la parte trasera el paragolpes, también de nuevo diseño, tiene forma de difusor y envuelve las dos salidas de escape.

La suspensión se ha rebajado 2,5 centímetros con respecto al resto de la gama y a través de las exclusivas llantas de 20 pulgadas –con neumáticos run-flat- se pueden ver las pinzas de freno Brembo, de seis pistones delante y cuatro detrás. En el interior también encontramos un aire casi “racing”, con unos magníficos asientos, calefactados y refrigerados, en cuero y Alcantara, inserciones en aluminio y fibra de carbono.

El motor no podía ser otro que el poderoso HEMI V8 de 6.4 litros con un impresionante par de 65 kgm, todo un clásico convenientemente actualizado de los grandes modelos de corte deportivo americanos. Cuenta con sistema de desconecta cuatro de sus ocho cilindros, para reducir el consumo, cuando no se le solicita todo su empuje, pero aún así el gasto homologado es de 14,1 litros, una cifra difícil de conseguir en conducción real a poco que disfrutemos de todo su poderío.

Su sonido es realmente espectacular, el de un verdadero V8 atmosférico como los de siempre.

El cambio automático sigue siendo de cinco relaciones, algo poco habitual en estos tiempos, pero la gama Grand Cherokee pronto recibirá una nueva caja de ocho velocidades, acorde con la competencia. El impresionante par de su propulsor hace que no se echen en falta más relaciones, ya que el salto entre una y otra de sus cinco velocidades es rápido y poco perceptible, además de contar con levas en el volante para su uso como secuencial.

El SRT8 ha perdido la reductora –pero mantiene la tracción total con un diferencial trasero de deslizamiento limitado- y en su lugar cuenta con un mando giratorio, denominado “Select-Track” que permite configurar toda la electrónica y la suspensión en cinco modos: auto, deportivo, pista, nieve y remolque. La suspensión es de muelles, con amortiguadores de dureza regulable, pero el conductor no puede elegir esa dureza sino que se ajusta en función del programa de conducción elegido mediante el “Select-Track”.

Es uno de esos coches impresionantes, que se disfruta conduciendo por sus reacciones rápidas, aunque no se puede esperar la agilidad de un verdadero deportivo, dado su tamaño, peso y una dirección con asistencia totalmente hidráulica que no resulta especialmente rápida, con casi tres vueltas y media de volante entre topes.

No hay opciones posibles y el SRT8 cuenta con navegador, control de crucero activo, detección de objetos en el ángulo muerto, cámara de visión trasera, siete airbags, techo solar y un espectacular equipo de sonido firmado por Harman Kardon. Todo ello con un precio de 84.781 euros, elevado pero por debajo de otros modelos de similar categoría y potencia.

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