El X-Type de 2005 fue el primer Diesel de la marca y también el primer familiar. Ahora Jaguar ataca en un nivel más alto con el XF Sportbrake, un auténtico familiar en el que lo más importante es la funcionalidad que le otorga el portón trasero más que la capacidad del maletero. La longitud no cambia y sigue midiendo 4,96 metros de largo, pero la integración de la nueva trasera lo hace parecer todavía más largo. El maletero aumenta 10 litros la capacidad y llega hasta los 550 litros, una diferencia poco apreciable, pero los que salen ganando son los pasajeros de los asientos traseros, que ganan cinco centímetros de altura libre gracias a la nueva forma del techo.

El portón es eléctrico y el piso cuenta con unos prácticos raíles con un sistema de barras –todo ello en aluminio– para sujetar la carga. Bajo el piso hay otro doble fondo con espacio para pequeños objetos que resulta muy útil para llevar botas o accesorios que no manchen la moqueta del maletero. El sistema para abatir los asientos traseros es realmente cómodo y con sólo tirar de dos pequeñas palancas en los laterales se pliegan automáticamente sin ningún esfuerzo y permite disponer de un espacio de carga de casi dos metros de largo. Eso sí, para volver a colocarlos hay que hacerlo manualmente.

Todos los XF Sportbrake llevan suspensión trasera neumática autonivelante en función de la carga, una excelente ayuda que además contribuye a mantener el excelente comportamiento general de este Jaguar, siempre cómodo y bastante más ágil de lo que sus casi cinco metros de largo pueden hacer pensar.

Está disponible sólo con los tres motores Diesel de la gama y todos con cambio automático de ocho relaciones. El más pequeño es el cuatro cilindros de 2.2 litros que acaba de ser actualizado en toda la gama y ha ganado 10 caballos, para llegar hasta los 200. El bloque V6 de 3.0 litros se desdobla en dos variantes, con 240 y 275 caballos. Incluso el 'pequeño' ofrece fuerza y un rendimiento más que suficiente para mover al Sportbrake, pero aunque es silencioso se nota que es un cuatro cilindros porque no es tan sumamente refinado como cualquiera de los V6, mucho más suaves y con un excelente empuje casi desde el ralentí.

El Jaguar XF Sportbrake está disponible desde 50.850 euros con el motor Diesel 2.2 litros y 200 caballos.

El control de estabilidad se ha adaptado a las nuevas posibilidades de carga del Sportbrake y para comprobar su aplomo completamente cargado, pudimos realizar una prueba en circuito con el coche vacío y después con una nevera –sí, una nevera– que suponía un sobrepeso de más de 200 kilogramos y experimentar su comportamiento en estas condiciones en frenadas y apoyos fuertes. El resultado es que salvo en aceleración donde sí se acusa el peso, las reacciones del XF Sportbrake siguen siendo tan nobles, previsibles y realmente cómodas como en vacío.

Además de los acabados habituales en la gama XF para el Sportbrake se ofrecen dos paquetes que modifican el aspecto exterior e interior y una buena cantidad de accesorios creados específicamente para este modelo, con portabicicletas, portaesquís y todo lo necesario para el estilo de vida que piden los clientes de este tipo de vehículos.

Tire, Wheel, Mode of transport, Automotive design, Automotive tire, Vehicle, Transport, Land vehicle, Headlamp, Car,