Más manejable y divertido que el XK, el nuevo roadster de la arca tiene carrocería de aluminio y se inspira en el prototipo C-X16. Biplaza, con motor delantero y propulsión trasera es un coche muy atractivo en cualquiera de las tres versiones disponibles que llega al mercado dispuesto a rivalizar con la referencia del segmento, el Porsche 911 Turbo. Para ello el F-Type cuenta con un motor V8 en posición delantera longitudinal y propulsión trasera, unido a una caja de marchas ZF con ocho velocidades y convertidor de par y regulación electrónica denominada Quickshift. Podemos actuar sobre él con la palanca tipo joystic o bien con las levas situadas detrás del volante.

El diseño del F-Type está inspirado en el concept C-X16 y ha sido ideado para elevar el listón en cuanto a eficacia y prestaciones se refiere. No obstante, sus medidas son prácticamente calcadas a la del roadster: 4,47 metros de largo, 1,92 m de ancho y 1,31 de alto. Las principales novedades son su gran techo acristalado–opcional– y el notable aumento del maletero, que pasa de cubicar 196 litros a declarar 407 litros de capacidad. Además, el Jaguar F-Type Coupe también es más ligero y más rígido que el descapotable. La marca anuncia una rebaja de 20 kilos en los V6 mientras que el V8 declara el mismo peso en vacío. Por tanto, la mayor ganancia es la rigidez torsional de la carrocería, de 33.000 Nm/grado, tanto con el techo panorámico de cristal como con el de chapa. El chasis, construido en aluminio es muy rigido y se une a un buen ancho de vías, con un reparto de pesos de un 50% sobre cada eje.

Es en carreteras secundarias cuando comprobamos el verdadero potencial del F-Type. Nada más arrancar, nos deleita con un sonido contundente que a medida que elevamos el régimen se puede convertir en algunos casos en abrumador, sobre todo si recurrimos al sistema que permite modificar el bramido con solo pulsar un botón. El puesto de conducción nos envuelve, con un cockpit similar al de la versión descapotable, que nos recuerda mucho a un avión de combate. Las butacas son evolventes, proporcionan una sujeción excelente y todos los mandos y controles están muy a mano del conductor. Nuestra unidad de pruebas montaba los asientos aún más deportivos, denominados Performance.

Ayudas a la conducción
En carretera contamos con un control de estabilidad con un opción más deportiva y con la segunda generación del Diferencial Activo Electrónico de Jaguar, que funciona en paralelo con un nuevo control de reparto de par en curva, que al frenar la rueda que menos ‘apoya’ consigue una mayor agilidad y minimiza los posibles ‘latigazos’ del tren trasero en conducción deportiva.

Asimismo, la dirección es muy rápida y se une a la excelente rigidez torsional y al comentado reparto de pesos entre el eje delantero y el trasero. Todo ello aporta una gran precisión en conducción deportiva, con una suspensión adaptativa que regula hasta 500 veces por segundo la dureza de los amortiguadores, aunque en conducción al límite aparece el carácter sobrevirador del F-Type. Y es que con los controles desconectados, es muy fácil salir de costado en las curvas si aceleramos con decisión.

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Comentario aparte merece un sistema de frenos denominado Super High Performance formado por discos de 380 milimetros delante y 376 detrás, que sin embargo se pueden sustituir por unos carbono cerámicos con un diámetro aún superior –una opción recomendable solo para circuito–. En definitiva un nuevo rival para el Porsche 911 e incluso en la versión básica para el Audi TT RS, que aunque tienen bastantes diferencias sí podrían ser catalogados como roadster de ensueño.

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