Aunque las primeras unidades se entregarán a partir del mes de julio de este año, Ford ya ha abierto la cartera de pedidos del último miembro actualizado de la familia 'MAX': el S. Tras los restyling de B-Max y C-Max, ahora ha sido el miembro más grande y con mejores cualidades dinámicas el que presenta sus argumentos a los padres y a las madres. Con un diseño más moderno y con la ya característica parrilla tipo Aston Martin presidiendo el frontal, es el interior el que presenta mayor número de novedades, al ser más acogedor por materiales y sencillo de utilizar por la reubicación de la botonería.

Mide 4,80 metros de largo, 1,89 metros de ancho y 1,66 metros de alto, unas cifras ligeramente superiores y que apenas varían el espacio disponible en el habitáculo. Si se opta por los cinco asientos (el precio se reduce 750 euros), el maletero tiene mayor capacidad mientras que, en el de siete, se pierde volumen a favor de las pequeñas plazas en las que viajan preferiblemente por tamaño niños pequeños; también pueden adultos, pero llegar hasta ellas y salir de las mismas requiere ciertas operaciones de contorsionismo.

Se configura con cinco o siete asientos y dos equipamientos, Trend y Titanium

En lo que respecta a mecánicas, existen dos opciones gasolina EcoBoost de 160 y 240 caballos (1.5 y 2.0 respectivamente) y cuatro turbodiésel TDCi 2.0 de 120, 150, 180 y 210 caballos. De las seis, durante nuestra toma de contacto tuvimos la oportunidad de conducir el 2.0 EcoBoost de 240 caballos y el 2.0 TDCi de 180 caballos. El primero de ellos se trata del mismo propulsor que el del Focus ST aunque el mayor peso (todas las versiones rondan los 1.750 kilos) y el enfoque confortable del coche hacen que no haya ni rastro de la 'mala leche' que imaginábamos. Además, a pesar de ser turbo, es muy progresivo en su franja de utilización entre 2.300 y 4.900 revoluciones, en la que disponemos de todo el par (35,2 kilográmetros). Conseguir la cifra de consumo oficial facilita por el fabricante (8,4 litros a los 100) es una quimera; eso sí, disfrutar de un monovolumen con tan buen regusto es muy placentero.

El turbodiésel también incluye la caja de cambios Powershift automática de seis relaciones y se muestra igual de rápida y acertada en los saltos de marcha. El 2.0 tiene una respuesta más viva e inmediata a las peticiones que pedimos al acelerador y, como ocurre con el anterior, cuesta ver registrado el consumo homologado de 5,0 litros a los 100 en el ordenador de a bordo. Esta motorización junto con la inferior TDCi de 150 caballos son las únicas que se configuran con sobrecoste con transmisión integral AWD (43.000 euros y 39.000 euros), un elemento indispensable si se transita con frecuencia por zonas con carreteras en mal estado de conservación y limpieza así como en regiones con climatología adversa.

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Lo que sí hemos comprobado en ambos es que la amortiguación tiende a ser firme que no incómoda y la dirección es bastante precisa y transmite buen feeling a pesar de ser eléctrica.

La suspensión trasera multibrazo procede de la berlina Mondeo

Los propios responsables de Ford nos confirmaron que, al igual que ocurrió con el anterior S-Max, la cuota de mercado de éste será abrumadora para las mecánicas turbodiésel con el acabado Titanium, el superior, en el que viene de serie el sistema multimedia SYNC 2 con pantalla táctil, el asiento del conductor con ajustes eléctricos o los ya casi imprescindibles sensores de aparcamiento delanteros y traseros. No obstante, el nivel Trend, el básico, incluye elementos como climatizador bizona, freno de mano eléctrico o el reconocimiento de señales, entre otros elementos. Además, entre otras mejoras introducidas está la incorporación de una rueda de repuesto, inexistente hasta el momento y una constante demanda de los clientes de S-Max.

ford s max azul posa en estático, en vista delantera