Circular con las ventanillas subidas, en marchas largas (“tercera a partir de 30 kilómetros/hora, cuarta a 40 kilómetros/hora y quinta a 50 kilómetros/hora”), el aire acondicionado a 24ºC, sin baca si no se va a utilizar para transportar objetos… ¿Te suenan estos consejos? Seguro que sí. Es lo que recomiendan las autoridades desde hace unas semanas a través de los medios de comunicación para ahorrar combustible. Para comprobarlos en un entorno lo más real posible y medir si son efectivos o no, en CAR and DRIVER hemos utilizado un Alfa Romeo Giulietta 2.0 JTDm de 170 caballos, con el que hemos realizado trayectos de 50 kilómetros combinando ciudad y carretera. Nuestro objetivo es realizar un primer trayecto lo más eficiente posible y luego jugar con variables para ver si lo dejamos igual, lo bajamos o lo aumentamos. Antes de nada, miramos las presiones de los neumáticos 205/55 R16 y comprobamos que son las recomendadas por el fabricante (2,3 bares delante y 2,1 detrás).

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1ª prueba. Observando todos los consejos.
Consumo: 4,4 litros / 100 kilómetros

El primer recorrido tiene un tráfico fluido y una temperatura exterior que ronda los 22ºC. Tras realizar 48,4 kilómetros, el consumo medio que obtenemos es de 4,4 litros. ¿Cómo lo hemos logrado? En ciudad, en tres semáforos ha saltado el Start&Stop, hemos cambiado de marcha en torno a las 1.800 vueltas y utilizamos la primera sólo para iniciar la marcha (tras apenas recorrer un metro, cambiamos a segunda), hemos respetado los límites de velocidad (ciudad, 40-50 kilómetros/hora; salida de la Calle 30 a 90 kilómetros/hora y 110 kilómetros/hora en la A1 de Burgos) y nos hemos servido del control de velocidad para mantener un ritmo constante (los cambios aumentan el consumo al variar la demanda al motor). Otros datos fundamentales de interés para realizar la prueba son: el peso del conductor (85 kilogramos), el depósito de combustible lleno tres cuartas partes, sin equipaje ni luces (aunque sí con diurnas de led), la radio puesta, las ventanillas subidas y el climatizador a 22ºC

2ª prueba. Con la ventanilla bajada.
Consumo: 4,3 litros / 100 kilómetros

Con este resultado en la mano, decidimos apagar el climatizador y bajar las ventanillas delanteras a más de la mitad. Repetimos el recorrido con el resto de variables idénticas (salvo la temperatura exterior, que sube hasta los 23ºC) y, en vez de subir, el consumo se redujo a 4,3 litros/100 kilómetros, es decir, rebajamos la media en una decima.

Las autoridades recomiendan circular 'encerrados a cal y canto' y con el climatizador a 24ºC, temperatura que cuando pega el sol es insuficiente para mantener unas condiciones físicas y mentales adecuadas porque van ligadas a la atención que el conductor presta a la carretera.

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3ª prueba; Cambiando a un régimen más alto.
Consumo: 5,0 litros / 100 kilómetros

Ahora, subimos las ventanillas y volvemos a conectar el climatizador a 22ºC y decidimos practicar una conducción más deportiva: cambiar por encima de las 2.000 vueltas (exactamente a 2.300 revoluciones) y llanear en quinta (anteriormente hemos utilizando sexta). Con otros 48,4 kilómetros a las espaldas, un tiempo medio de 36 minutos y la temperatura exterior subiendo hasta los 25ºC, no conseguimos mejorar las cifras anteriores y subimos el consumo medio hasta los 5,0 litros. Volviendo a los mensajes de la DGT, sólo nos recomiendan cambiar a bajas vueltas, pero nadie nos dice que la sexta, en aquellos vehículos que la incorporan, está diseñada para bajar el consumo.

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4ª prueba: Con 100 kilos extra.
Consumo: 4,6 litros / 100 kilómetros

Con la temperatura fijada en los 25ºC, volvemos a ponernos a los mandos del Alfa Giulietta y simulamos un trayecto de una pareja con una pequeña carga: la otra persona pesa otros 85 kilogramos y en el maletero llevamos un par de paquetes de revistas y una caja de leche de seis litros; el resto de parámetros son idénticos a los del primer viaje. Tras 48,4 kilómetros, el consumo medio sube hasta los 4,6 litros a los 100. ¿Superior? Sí, pero con matices: dos personas que realizan el mismo trayecto con coches separados conseguirían un consumo cercano a los nueve litros, mientras que de esta forma, se reducen tanto el gasto de combustible como las emisiones de C02.

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5ª prueba: Presión insuficiente en las ruedas.
Consumo: 5,2 litros / 100 kilómetros

Nuestro último viaje será el más revelador. Con idénticos valores que en la prueba inicial, decidimos desinflar las ruedas 0,6 bares (así, las delanteras pasan de 2,3 a 1,7, y las traseras, de 2,1 a 1,5 bares). En principio, en los mensajes actuales nadie habla del cuidado de los neumáticos y es, sin duda, el punto que hace que un coche consuma más o menos carburante -sólo hay que fijarse en la Fórmula 1 y en cómo cambia el rendimiento de un coche en tan sólo cinco vueltas- porque nuestro gasto medio se dispara hasta los 5,2 litros a los 100. Es decir, a igualdad de condiciones que en el primer viaje salvo la de los neumáticos, aumentamos la media en casi un litro más cada 100 kilómetros. Así pues, ¿os imagináis circular con la presión baja, a 120 kilómetros/hora y el coche cargado hasta los topes?