En la operación "Rotondas", desarrollada en las provincias de Murcia, Madrid y Toledo, se ha detenido a ocho integrantes de la organización, integrada en su mayoría por ciudadanos búlgaros, incluido su máximo responsable. Además, se han realizado seis registros en domicilios y establecimientos públicos de Águilas (Murcia), San Martín de la Vega (Madrid), Casarrubuelos (Madrid) y Ocaña (Toledo), donde se han recuperado 19 vehículos de gama alta robados y las herramientas utilizadas para manipular los coches antes de su reventa.

La organización estaba perfectamente estructurada y jerarquizada y estaba compuesta por varios grupos que se repartían las diferentes tareas. El grupo principal, liderado por el máximo responsable de la red, un búlgaro de 34 años residente en la localidad madrileña de Móstoles, era el encargado de buscar futuros compradores que encargaban los vehículos en función de sus deseos.

Esta célula ordenaba a un segundo grupo la sustracción de los coches seleccionados, en la mayoría de las ocasiones entrando a robar a casas habitadas donde se hacían con las llaves de los coches. No obstante, ésta no era la única forma de hacerse con los vehículos. Los integrantes de la red también se ponían en contacto con propietarios de coches de gama alta y les proponían comprárselos fijando un precio muy inferior al de mercado.

Inmediatamente los titulares, que tenían contratados seguros con coberturas de robo, denunciaban la sustracción y las compañías aseguradoras indemnizaban a los propietarios, lo que reportaba pingües beneficios para las supuestas víctimas.

Todos los vehículos, sustraídos o denunciados como tal, eran entregados a un tercer grupo dirigido por un hombre de confianza del máximo responsable, con elevados conocimientos técnicos de mecánica y electrónica del automóvil. Este grupo almacenaba los vehículos durante un tiempo prudencial para evitar ser detectados por los cuerpos policiales y entretanto falsificaba la documentación y las placas de matrícula, manipulaba los números de bastidor y reprogramaba los códigos electrónicos de la centralita y de las llaves del vehículo. Una vez camuflados, los coches eran comercializados en el mercado de segunda mano en España o en Internet, en países como Bulgaria o Ucrania.

La Guardia Civil atribuye a la banda más de 40 delitos, entre robos en viviendas habitadas, sustracción y tráfico de vehículos, falsificación de documentos, estafa y asociación ilícita, cometidos en distintas localidades de Murcia, Almería, Málaga, Alicante, Barcelona, Madrid y Toledo. Además de 19 vehículos robados, los agentes se han incautado de inhibidores de frecuencia y dispositivos electrónicos para robar y manipular los vehículos, además de centralitas, juegos de llaves, bombines y documentación falsificada.