La temporada de Stoffel Vandoorne tuvo un buen comienzo puntuando en tres de las cuatro primeras carreras de la temporada, pero desde entonces su rendimiento cayó en picado. A la vez que McLaren iba perdiendo puestos en el orden competitivo, el belga pagaba más la falta de ritmo del vehículo que Fernando Alonso, cuya experiencia le permite sacar el máximo partido de un monoplaza cuando parece que no hay nada que extraer.

Según iba pasando la temporada, el rendimiento de Vandoorne iba bajando hasta llegar a un punto donde era habitual verle cerrando la tabla de tiempos de la clasificación. Con un estado anímico igualmente deplorable, McLaren optó por reemplazarle con Lando Norris para la próxima temporada, convirtiéndose de esta forma en un proyecto fallido del equipo de Woking tras brillar en las categorías inferiores.

Un Vandoorne incapaz de acercarse a los tiempos de su compañero de equipo cada vez se estaba sumiendo más en una profunda crisis, pero el belga pareció resurgir durante los entrenamientos libres de México siendo constantemente más rápido que Alonso. Esto había sucedido raramente durante esta temporada, si bien fue el asturiano que sacó una mejor posición en la parrilla.

Saliendo desde el 15º lugar de la parrilla, Vandoorne realizó una gran labor gestionando sus neumáticos y fue uno de los pocos pilotos que optó por hacer solo una parada durante la carrera. Con un ritmo constante, el belga pasó por meta en octava posición, rompiendo así una sequía de puntos que duró desde el Gran Premio de Azerbaiyán e igualando su mejor resultado de la temporada.

Vandoorne tendrá dos carreras para poder aprovechar este resultado que puede valerle como motivación para encarar el final de temporada. El belga buscará despedirse de la Fórmula 1 con un buen sabor de boca antes de centrarse en la Fórmula E, donde intentará reconducir su trayectoria aprovechando los grandes cambios de la categoría eléctrica.