Silverstone llevó a cabo un reasfaltado de la pista a comienzos de 2018 con el objetivo de eliminar los crecientes baches que se estaban formando en el circuito, siendo especialmente molestos para las carreras de motos. El nuevo asfalto no tuvo la recepción que en el trazado británico esperaban, con varios pilotos de Fórmula 1 indicando que el estado de la pista había empeorado y que los baches no se habían eliminado.

Con las quejas de los pilotos de Fórmula 1, se acrecentaron los temores de cara a la carrera de MotoGP, especialmente debido a las previsiones de lluvia intensa para algunos periodos del fin de semana. Los pronósticos se cumplieron y llovió en varias sesiones, aunque los pilotos solo necesitaron el viernes para darse cuenta de que la pista estaba impracticable, especialmente en condiciones de mojado.

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El drenaje era prácticamente inexistente y los charcos se sucedían a lo largo del circuito, lo que puso en peligro la celebración de la prueba. Después de varias horas de espera, además de las cancelaciones de las carreras de Moto2 y Moto3, finalmente la organización decidió suspender el Gran Premio, sin opción a que las carreras pudieran disputarse al día siguiente debido a que algunos de los equipos tenían test programados para la semana posterior.

Para que MotoGP regresara a Silverstone, los organizadores de campeonato pusieron la condición indispensable de que se solucionaran los problemas del asfalto. Los propietarios del circuito tienen planeado reasfaltar de nuevo la pista con el objetivo de evitar una repetición de lo sucedido, tal y como informa el portal especializado RaceFans. Los directivos esperan que el trabajo esté completo antes del Gran Premio de Gran Bretaña de Fórmula 1, cuya actividad comienza el 12 de julio.