Con la bandera a cuadros ondeando en el horizonte vio Charles Leclerc como su Sauber se detenía tras notar algo extraño en el vehículo. El piloto monegasco solo se pudo limitar a gritar por radio hasta en cinco ocasiones la palabra ‘problemas’.

Hasta el momento, el Gran Premio de Austria estaba siendo impecable para el protegido de Ferrari, metiéndose entre los de arriba de forma constante hasta el punto de llegar a ser claro candidato a ocupar una plaza de privilegio en la Q3, batallándola con los Renault a priori.

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Desafortunadamente para los intereses de Leclerc, el equipo Sauber se ha visto obligado a remplazar la caja de cambios, lo que supone una sanción en parrilla de salida de cinco posiciones respecto a lo logrado en la sesión de clasificación.

Charles Leclerc acumulaba una positiva racha de cuatro carreras en los puntos en los últimos cinco Grandes Premios, y si bien, ha mostrado ritmo como para no darse por vencido, esta sanción lastra ostensiblemente sus posibilidades.