Daniel Ricciardo finalizó el Gran Premio de Singapur en una segunda posición que le supo a poco. Tras mostrar un gran ritmo en los entrenamientos libres y en clasificación, la lluvia que cayó en la primera parte de la carrera trastocó los planes de Red Bull. Si bien el australiano sufrió problemas en su caja de cambios que le hicieron perder algunas décimas, el piloto afirma que se encontró las mayores dificultades en una configuración incorrecta del monoplaza.

“En Singapur entendí por qué no tuvimos un buen ritmo de carrera. En comparación a Hamilton, al final perdí tiempo por un problema en la caja de cambios que nos costó unas dos o tres décimas por vuelta. También habíamos configurado el coche de forma agresiva ya que después del viernes nos mostramos muy fuertes”, declaró Ricciardo.

“Apostamos por un asfalto con más agarre el domingo porque los neumáticos funcionaban muy bien, así que no nos arriesgamos pero seguimos yendo en esa dirección. Una vez llegó la lluvia, ese agarre obviamente desapareció. Eso afectó al ‘set-up’. Una cosa que sabemos este año es que los coches son muy sensibles. Si tienen más agarre, deberían ser más fáciles de pilotar, pero es muy sencillo sobrepasar el límite. Parece que cuando derrapas con estos monoplazas, pierdes mucho tiempo”, afirmó.

Aunque Red Bull comenzó a entender el funcionamiento del RB13 en el Gran Premio de Austria, las condiciones de Singapur pillaron por sorpresa a la estructura austriaca. “Podemos apretar un poco más, acercarnos más al límite sin de repente superarlo o alejarnos. No sé si es por los neumáticos más anchos, pero hay algo en estos coches que a veces está pillando desprevenidos a algunos pilotos. Llevar los vehículos al límite no solo es complicado, sino que en ocasiones es más lento. Es cuestión de encontrar el equilibrio que cambia de circuito a circuito y con diferentes temperaturas”, explicó Ricciardo.