Sin que sea una sorpresa a estas alturas, el fin de semana comenzó con Sebastian Vettel más rápido que Kimi Raikkonen. Para no fallar a su cita de pequeños errores, el finlandés no cuadró sus vueltas de clasificación, algo que sí hizo el alemán llevándose la pole position.

Al comienzo de carrera, más de lo mismo. Vettel se tuvo que defender durante una curva de Valtteri Bottas, y Raikkonen durante algunas más de los ataques de Max Verstappen. Sin embargo, Kimi no había dicho su última palabra en carrera. El campeón del mundo de 2007 hizo una muy temprana parada en lo que parecía una maniobra orientada a entorpecer un potencial avance de Lewis Hamilton, pero que acabó catalizando el rendimiento de Kimi.

El finlandés voló sobre la pista hasta el punto no solo de adelantar a Valtteri Bottas, sino que acabó incluso adelantando a su compañero de equipo y adueñándose del liderato de la carrera, ayudado de una mala vuelta de Vettel a la hora de entrar a boxes.

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Vettel no tardó en alcanzar a Raikkonen, y entonces, el drama, la situación que nadie entendía. Mientras que Ferrari solo necesitaba decirle a Kimi que se dejara adelantar, estuvieron evitando la situación. Sebastian se encargó de recordar lo que estaban perdiendo con incontables mensajes de radio; estoy destrozando mis neumáticos, mirad la temperatura de las gomas, puedo bajar un segundo, estoy perdiendo todo lo logrado en el primer stint, etc, etc…

Fue entonces cuando el ingeniero de Kimi comenzó a mandarle indirectas a su piloto, del tiempo que podría rodar, de que tenía que pensar en sus neumáticos y demás, para que tuviese que ser finalmente el propio finlandés, el que le pidiese que dejara de marear, que si quería que se dejase pasar por Vettel, que únicamente lo dijese. Hasta el propio Raikkonen parecía entender la situación mucho más que el muro de Ferrari.

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La situación fue tan esperpéntica como el archiconocido “Felipe, Fernando is faster tan you”, pero mientras aquella temporada se justificaba por las órdenes de equipo, aquí carecía de sentido, pues un simple mensaje de radio hubiera sido suficiente. Cuesta entender el motivo por el que Ferrari aparenta ser tan reacia a dar órdenes de equipo, cuando prácticamente ha sido el equipo que las inventó. Esto ya le ha costado a Vettel tres puntos.

Culpar al tiempo que pasó detrás de Kimi a los riesgos que acabó tomando Vettel y que provocaron su accidente, sería rizar demasiado el rizo, pero no se puede negar que, encendido, el alemán comenzó a forzar la máquina para evidenciar que efectivamente, era más rápido que Kimi. El resto, de sobra conocido.

Con un candidato al título tan claro, cuesta entender por qué a Ferrari le cuesta ejecutar tanto las órdenes de equipo, incluso cuando está viendo que la carrera de uno de sus pilotos queda comprometida.