Monza tampoco será el sitio. Tras más de media temporada consumida, Pirelli sigue lejos del objetivo que ella se marcó cuando aseguraba tener las herramientas para ofrecer carreras a dos paradas, tras el fiasco que supuso en este aspecto la temporada 2017, con neumáticos desproporcionadamente duros.

De entre todas las alternativas estratégicas que Pirelli señala como las más rápidas, y entre las que se suelen incluir dos y hasta tres paradas, la ganadora siempre es la estrategia a una sola parada, preferida por los equipos ante el poco desgaste ofrecido por los neumáticos. Más preocupante, por así decirlo, cuando el propio suministrador único de neumáticos prevé una carrera a una única parada.

Y es que la variante estratégica ni se plantea en Monza. Pirelli da como opción más rápida el comenzar con neumático superblando, realizando la parada entre la vuelta 20 y 30 para montar neumático blando e ir así hasta el final. La segunda alternativa más rápida es justo la opuesta, comenzar con neumático blando, realizando la parada entre la vuelta 25 y 35 para ir hasta el final con el superblando.

Pirelli ha tenido en cuenta también la opción de un excesivo calor en pista, cuando se haría necesario usar la opción más dura que se ha llevado a pista y del cual los pilotos apenas guardan un juego, el neumático medio.

El proveedor italiano ha creado un gran neumático, sin apenas problemas de ‘graining’ o ‘blistering’, pero también sin desgaste, sin ‘cliff’, empujado hacia carreras más planas, sin alternativa, sin posibilidad de arriesgar en términos estratégicos. Con el paso de los años se ha conformado endureciendo el neumático, y preocupándose más por tener un arcoíris de neumáticos, aunque un compuesto no se ha usado durante todo el año, y el otro, solo de forma anecdótica en un circuito, que por buscar una goma que añada salsa a las carreras.