Allá por el 2001 nos las prometíamos muy felices. Ese año llegaba a la Fórmula 1 un joven asturiano, Fernando Alonso, con el cartel de joven promesa. Y lo mejor era que, tras el fenómeno ovetense ascendían un batallón de prometedores pilotos patrios. Doce años más tarde, tras la confirmación de Adrian Sutil en Force India y Jules Bianchi en Marussia, nos encontramos con que el ya no tan joven Alonso vuelve a ser el único representante español en la parrilla. En esta algo más de una década, únicamente Jaime Alguersuari ha conseguido debutar como piloto oficial, pero no ha podido mantenerse en la categoría.

Ese grupo de pilotos que precedió al asturiano podríamos bautizarlo como la 'generación perdida del automovilismo español'. Pilotos sobradamente preparados como Antonio García, Félix Porteiro, Adrián Vallés, Sergio Hernández, Javier Villa, Roldán Rodríguez, Andy Soucek, Dani Clos, Albert Costa... Nunca llegarán a disputar una carrera de Fórmula 1.

Al igual que pasa con la sociedad actual, donde tenemos una generación de universitarios sobradamente preparados y sin trabajo, también encontramos a un buen número de excelentes pilotos que cada domingo ven las carreras desde el sofá de sus casas en lugar de desde el 'cockpit'. En un país con poca tradición en el deporte del motor sobre cuatro ruedas y donde se idolatra al ganador y nos olvidamos del resto, en el momento de apretarse el cinturón muchas empresas sólo han tenido ojos para el caballo ganador, que era Fernando Alonso, y han olvidado brindar su apoyo al resto del automovilismo patrio.

No hace falta que recordemos el desenlace que ha tenido la aventura de HRT. Además, tan sólo necesitamos ver los apoyos que tienen los jóvenes que ahora ascienden, con las únicas excepciones de Carlos Sainz Jr. o Roberto Merhi: Daniel Juncadella, que ahora mismo ostenta el mejor palmarés camino a la categoría reina, ha disputado las F3 Euro Series apoyado principalmente por Astaná (Kazajistán) y Mercedes.

Tras cerrárseles las puertas de la Fórmula 1 por cuestiones económicas, algunos de estos pilotos han conseguido reinventarse: Antonio García es el mejor ejemplo de ello. Uno de los primeros juguetes rotos de Helmut Marko en el Red Bull Junior Team se marchó a hacer las Américas y ahora es un piloto de prestigio internacional. Otros se han dedicado a los turismos. Pero lamentablemente algunos, con su vista puesta únicamente en la Fórmula 1, han dejado escapar ocasiones de correr en otras categorías y hoy en día los tenemos con sus carreras deportivas acabadas o en un peligroso 'stand by'.

Para entrar en la Fórmula 1 actual se necesita ser extremadamente bueno y contar con grandes apoyos, a falta de unas empresas españolas más implicadas en este deporte, esperemos que nuestros jóvenes pilotos tengan esto en cuenta, aprendan la lección y vean que hay vida más allá de la F1, en lugar de hipotecar su futuro esperando una llamada que finalmente nunca llega.