El británico Lewis Hamilton fue campeón, mientras Nico Rosberg germano, pues no lo fue. Este último llegaba con posibilidades reales, y más con la doble puntuación pendiente, a la última carrera del año a disputar en un marco incomparable, la pista del Yas Marina, en Abu Dhabi. Allí todo es lujo, colosal, formidable y ostentoso. Por brillar, lo hace hasta la arena del desierto cuando el Sol está a plena potencia.

Hamilton ya tenía diez carreras ganadas, por solo cinco de Rosberg, quien pareció perder fuelle en sus aspiraciones, y mucho, tras Spa Francorchamps. Hombre siempre fiel a la escudería de la estrella, tras su arribo desde Williams, parecía que quizás este 2014 era su año, al cumplir su quinta temporada, el momento de auparse con la corona de campeón. Sin embargo la agresividad de Lewis, sumada a una pizca más de fortuna, pudo con el talante más sosegado del joven nacido en Wiesbaden. En suma, un justo campeón por una parte y un duro candidato a serlo, sin lugar a dudas, por el otro.

Como en la película "Tu a Boston y yo a California", llegó por fin el ansiado momento en que Sebastian Vettel pudo anunciar su fichaje por Ferrari. Y es que vestirse de rojillo, era algo anhelado por el germano, desde que vio como su montura azulada, dejaba de ser rápida y fiable. Las burbujas ya no brotaban alegres y vivaces, pues "la lata" contenía solo un líquido insípido y soso. Las nuevas normas obraron, o eso dicen, que Seb no se encontrase bien a los mandos del RBR, o quizás fuese que no le pilló el feeling al buga, al menos en las primeras carreras de la temporada.

En algunos momentos, y vistos los resultados de su compañero Daniel Ricciardo, debió ser como dormir en la cama de clavos de un faquir. Yo también sospecho, que algo de ello pudo venir por el cese de las brillantes invenciones de Adrian Newey, por el "apagado" de una mente tan brillante, al no encontrar el MacGuffin del nuevo reglamento. Si encima sumamos un menor empuje del propulsor en el 2014, comparado con las temporadas anteriores, pues … apaga que chapo y me voy.

Y fue confirmar la llegada del germano, para que Marco Mattiacci se prodigase en piropos hacia él. Resulta que chamulló cosas como "es un chico humilde, motivado y de gran experiencia". Añadió a lo anterior, que hablaba de un tetracampeón del mundo. Luego Marco, cambiando de tercio, comentó que veía la fórmula 1, y con tan solo siete meses escasos en el cargo, como un deporte de gran "intensidad, complejidad, visibilidad". Así que no fue nada extraño, visto la tela que tuvo la reflexión procedente de un jefe de equipo, que sufrió un ¡zas, en toda la boca, out de Maranello!

Así, al día siguiente del gran premio de Abu Dhabi, ya le habían buscado sustituto, un tal Maurizio Arrivabene, vicepresidente del Canal de Estrategia del grupo Philip Morris, el propietario de Marlboro, presente sobre los Ferrari, aunque no visible. Se rumorea además que "Mau", y no confundir con la birra ¿vale?, está en los círculos cercanos a Bernie, sumado a ser directivo de la La Vecchia Signora, la Juve. Desconozco si todo esto atiende a etéreos negocios comunes o quizás a compartir además el mismo club de fumadores, con por ejemplo, Sergio Marchionne.

En el otro lado de este enredo rojiazulado, vimos a Fernando Alonso. El español tuvo que sufrir viendo como los de Maranello, que no él, confirmaban su marcha del team, aún sin revelar un destino final; bueno, alguien lo filtro, pero "con honda satisfacción". Está claro por obvio, que todo pinta de color plata, uno parecido al que llevan algunos/as en las coronas que lucen sobre sus "tocadas" cabezas. El lugar, ya conocido, se encuentra habitado por un compadre de intenciones a veces reguleras. Ahora sin embargo, su paquete, el accionarial me refiero, está algo mermado, reducido hasta el 25% del total. Obviamente hablo de Ron Dennis, que comparte los títulos de McLaren Group con un franco-árabe, llamado Mansour Ojjeh, más la familia real bahreiní. Se rumorea por último, que el gigante Honda no solo suministrará los propulsores, sino que ha mostrado interés, en ser parte activa dentro de la compañía con sede en Woking.

Según la revista Forbes, esa en la que escriben sobre las fortunas de los/as más ricos del mundo, que no guapos/as, el valor medio de un equipo de F1 actual, ronda los 500 millones de dólares. Red Bull, fue el que más aumentó su tasación, seguido del Team Mercedes, llegando este último a los 560 millones de $, tras una fortísima inversión. Ferrari figura en el number one con una cotización de más de 1.300 millones de $. Le siguen McLaren con 810 millones, mientras Marussia, del que no dan datos, calculo que pueda rondar unos escasos 100 millones de $.

Hace tan solo dos años, el promedio de los equipos no llegaba a los 340 millones de $. Por tanto, no deja de incrementarse la diferencia, entre los grandes y los más modestos. Unos que pese a quien le pese, son imprescindibles para la competición, pues estos equipos son la cantera de las futuras estrellas de la fórmula 1, lugar donde las promesas del automovilismo hacen o hacían miles de kilómetros, antes de llegar, alguno de ellos quizás, a los equipos punteros tras esa etapa de lógico aprendizaje.

Cualquier aficionado a la fórmula 1, y más si ya luce alguna que otra cana, ve con cierta pena, con tristeza y aflicción, que el espectáculo merma año tras año. No es pensar en aquello de "tiempos pasados … molaron mazo", no, pues los datos de ir apuntalados de unos fríos números, están ahí. La RTL, cadena alemana que transmite el mundial año a año, cifra este quebranto en casi un millón de espectadores en cada gran premio. Este perder fuelle desde luego, tiene causas múltiples, decisiones tomadas erróneas la mayoría, muchas. Encima estás lejos de enmendarse, van retorciéndose en torno a sí mismas, retroalimentándose, entrando en una peligrosa dinámica tendente al despropósito.

Además, nos encontrarnos ante un crash sistémico, el mayor desde el de 1929, iniciado en el 2007/2008, capaz de empobrecer los bolsillos de una gran parte de los espectadores. Y para remache encima, en muchos países ya no se puede visionar una carrera, un gran premio, por la TV sin chinchar un buen montón de eurazos. Sin duda la FIA & FOM, parecen empeñados/as en expulsar ya por último, a los privilegiados que pueden acudir a los circuitos, por falta de emoción, de garra, de suspense.

Como ave fénix, tan solo pasadas menos de 48h de caer la bandera que cerraba la temporada, se reinicia los albores de la siguiente con unos test post-Yas Marina. Mucha expectación por ver a Stoffel Vandoorne a los mandos del MP4-29H, y la “H” viene de Japón. Resumen, mal el martes, peor el miércoles, fiasco. Personado también Sebastian Vettel, dentro del box de los Cavallinos, su nuevo equipo. Vestía sobria camisa de tonos claros, con rayas horizontales y un más que informal, pantalón vaquero; esto por cierto, no gustó ná de ná en su ex equipo RBR y menos a Marko.

Carlos Sainz Jr. a bordo de un Red Bull, fue otro polo de atención, girando 100 vueltas a buen ritmo y sin el más mínimo percance; parece ser por cierto, que su fichaje por STR es inminente. Distinto fue para Max Verstappen, que de nuevo chafó el morro del Toro Rosso, curva 19. Con entereza acerada, Nico Rosberg en su Mercedes-AMG, mientras un debutante, Jolyon Palmer, a los mandos de un Force India, soltaba tensiones, seguido de Spike Goddard. El mejor tiempo del miércoles fue para el piloto del DTM, Pascal Wehrlein, a los mandos de un bólido de los de Brackley, seguido de Raffaele Marciello, Ferrari. Esteban Occon y el británico Alex Lynn, Lotus, cerraron los cronos.

En Fórmula 1, como en otros campos que requieren talento, hay elementos emergentes y subsidentes, que despuntan o que alicaen. En el primer caso tendríamos a un finlandés, Valtteri Botas, y en el otro, un compatriota suyo, Kimi Raikkonen. Y es que la temporada de uno y otro, es como el sol y el frio, el vino y el agua, la mahonesa o un cartón, antagónicas. Así que parece ser que BOT anda en la órbita de los de Maranello, para sustituir a RAI para la temporada 2016.

Toto Wolff, que ejerce al unísono de representante de Valtteri, accionista de Williams y afanoso director del team Mercedes, calificó todo esto muy a su estilo de hombre serio y cabal: "son solo rumores". Luego siguiendo en su línea dijo, "Todavía es demasiado pronto para hablar del 2016”. Yo siempre aplaudo a personas así, esas que tienen los pies en el suelo, los dos, que van paso a paso, sin dar bandazos, con un rumbo claro. Así que propongo a Wolff para dirigir el cotarro de la F1, pues de sumarle una nueva misión, seguro que la borda igual que las otras tres que ya tiene.