Durante 2017, los aficionados británicos a la Fórmula 1 se llevaron un jarro de agua fría al conocer que el club británico del automovilismo, el BRDC, propietario de SIlverstone, había ejecutado una cláusula para romper el contrato que le unía con la categoría a largo plazo, quedando 2019 como la última carrera.

El BRDC reconocía la imposibilidad de rentabilizar la prueba, poniendo a Liberty en una encrucijada, pues si uno de los Grandes Premios que más expectación levantaba y que año tras año llenaba sus gradas no era capaz de cubrir los costes, no era más que un anticipo de lo que le espera al resto de circuitos europeos.

Más de 140.000 espectadores acudieron el domingo a ver la carrera, más de 100.000 durante el sábado, lo que ha obligado a reflexionar una vez más a los propietarios de la Fórmula 1 sobre sus prioridades. Con este ambiente, no es de extrañar que Ross Brawn reconociese que mantener el Gran Premio de Gran Bretaña se ha convertido en una prioridad para la categoría.

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“Silverstone es un evento especial en el calendario y queremos hacer todo lo posible para asegurarnos que continúa durante mucho tiempo. Estamos trabajando con el BRDC para llegar a un acuerdo satisfactorio para todas las partes, haciéndolo de forma metódica, sensata y sin fanfarrias”, reconocía Ross Brawn en declaraciones recogidas por Racer.

Cuando haya algo que anunciar, seremos los primeros en hacerlo, y los aficionados, nuestro principal activo, serán los primeros en saberlo. Todavía hay mucho tiempo para resolver las cosas sin apresurarse.”, concluyó Brawn.