Al término de la carrera de Valencia, Sebastian Vettel y Helmut Marko expresaron su escepticismo sobre la necesidad de la salida del Safety Car y plantearon la posibilidad de que éste hubiera aparecido para neutralizar la cómoda ventaja de que gozaba el alemán en aquel momento en el liderato de la prueba.

Poco después, el presidente de la Asociación Alemana de Motor, Hans-Joachim Stuck, desacreditó los argumentos de su compatriota. "Sebastian Vettel debería aprender a ser un buen perdedor", afirmó tras asegurar que tales acusaciones podrían ser consideradas "conducta antideportiva".

Stuck no sería la única personalidad molesta por las palabras del de Red Bull, puesto según ha informado el rotativo Kolner Express, la FIA misma habría advertido ya al bicampeón de que deberá moderar sus acciones si no quiere tener problemas en el futuro. "Sabemos que a menudo Vettel habla toscamente después de las decepciones", dijo una fuente anónima de la Federación. "Eso no es un buen ejemplo".

Hubiera o no conspiración, lo cierto es que el Red Bull RB8 de Sebastian estaba condenado a fallar puesto que un problema en el alternador de su propulsor afectó a su rendimiento desde antes de la salida del vehículo de seguridad. De hecho, Renault confirmó hace unos días que la presencia del Safety Car alargó la vida del motor.

Previamente, Vettel había acreditado una velocidad calificada por Jenson Button de "aterradora". "El ritmo que Sebastian tenía era genial. Estaba 'on fire'. Tenía una ventaja enorme y hacía mucho que no veíamos algo así".