El 5 de abril de 2008 Robert Kubica conseguía inscribir su nombre en los libros de historia de la Fórmula 1 al lograr la que fue su primera – y a la postre última – pole position en Fórmula 1. BMW construyó un gran coche que le permitió subir al podio en la segunda cita de la temporada, y en Bahréin, tercera, el polaco fue el más rápido en la jornada del sábado, complementándolo con una tercera posición en carrera, por detrás de los Ferrari.
La alegría crecería para Kubica unas carreras después, con el segundo puesto en Mónaco, y en la siguiente prueba, con su única victoria en Fórmula 1, en el Gran Premio de Canadá. BMW frenó el desarrollo de un vehículo que tenía buena pinta para centrarse en la temporada 2009, en la que se pretendía que fuese su gran asalto a la Fórmula 1, y que no salió ni de lejos como se esperaba. BMW acabaría abandonando la Fórmula 1, y poco después Robert sufría el accidente que le ha mantenido alejado del Gran Circo hasta ahora.
Y precisamente ahora, el cuento es muy diferente. Kubica es piloto del equipo Williams, un histórico de la categoría que pasa por momentos bajos. Con el peor vehículo de la parrilla y lejos de cualquier otro, Robert ni puede soñar con otra cosa que no sea ser penúltimo, lo cual no evita que el trazado le siga trayendo muy buenos recuerdos.
“Tengo buenos recuerdos de Bahréin, donde obtuve mi primera y única pole positión en 2008, así que tengo muchas ganas de volver”, afirmó Kubica. “Es muy diferente a Australia, por lo que nos enfrentaremos a nuevos desafíos, incluido el aumento e la temperatura. Hay lagunas cosas que descubrir, pero conozco bien la pista. El vehículo debe ser muy estable en frenada y tener una buena tracción”, continúa el piloto polaco.
“Puede hacer mucho calor, por lo que los neumáticos serán un tema importante y hay que aprender a gestionarlos mejor, así que ya veremos cómo se nos da”, concluyó en su análisis Robert Kubica.
