La batería. Algo tan mundano, que acompaña a la Fórmula 1 desde hace tanto tiempo, y con una función tan residual, fue la causante del abandono de Daniel Ricciardo en el Gran Premio de Estados Unidos cuando, no solo apuntaba al podio, sino viendo dónde acabó su compañero de equipo, quizás incluso podría haber luchado por la victoria.
Un fallo que al fin y al cabo puede ocurrir, pero que en el caso del Red Bull del australiano, está siendo una constante en este final de temporada. Se trata de la séptima vez que el piloto no ve la bandera a cuadros, un porcentaje muy alto teniendo en cuenta que ya se han disputado 18 carreras. De hecho, es junto a Fernando Alonso, el piloto que más abandonos acumula, lo cual es decir mucho en una parrilla en la que hay motores Honda presentes.
Daniel no sube al podio desde su merecida victoria en el Gran Premio de Mónaco, y ve que sus posibilidades de despedir su etapa en Red Bull por todo lo alto, escasean. “Todo se apagó. Parecía muy similar a lo que nos ocurrió en Bahréin”, explicó el piloto, recordando la segunda carrera de la temporada donde ambos Red Bull acabaron fuera. “Ni siquiera tenía comunicación por radio, así que diría que es problema con las baterías.”, continuó el australiano.
“Viendo como se desarrolló la carrera, es más difícil de aceptar, porque podría haber estado muy interesante. Parece que no estoy teniendo nada de suerte. Es muy frustrante acabar tu carrera tan pronto.”, concluía un ya calmado piloto australiano ante la prensa. La realidad, es que el cabreo de Daniel era notable. No solo nada más bajarse del coche, con esos gritos al cielo, sino también cuando llegó al paddock.
Tanto es así, que tal y como admitió Horner, al piloto acabó golpeando una pared. “Ha descargado su frustración en la habitación, haciendo un agujero en la pared de un puñetazo.”, explicaba el responsable de Red Bull antes de explicar los motivos de la avería con las mismas palabras que Daniel Ricciardo.
