El pasado martes, Niki Lauda se disponía a ocupar su nuevo puesto en la escudería alemana Mercedes AMG. Cómo iba a imaginar que esa primera reunión sería, podríamos decir, histórica: después de 22 años al frente de la división deportiva de Mercedes, Norbert Haug anunciaba su dimisión: "Fue en Stuttgart", recuerda Lauda. "Era mi primera reunión en mi nuevo puesto. Fue sorprendente que Haug presentara su dimisión".

Pero lo hizo, y conmocionó a buena parte de la Fórmula 1, también. Lauda le admira por su mérito al tener la agallas de reconocer su culpa: "Me quito el sombrero ante él; muy pocos harían lo mismo, para ser honesto". Sin embargo, no todo el mundo está de acuerdo con la culpabilidad de Haug: Hans-Joachim Stuck, presidente de la federación alemana de automovilismo, le defiende: "Los fracasos en Fórmula 1 son atribuibles sólo a Ross Brawn. El coche simplemente no era lo suficientemente rápido", asegura a la revista Focus. "Haug no ha diseñado el coche. Ha sido el único que, después de tantas décadas, hizo que Mercedes fuera aceptable en el automovilismo de nuevo".

Para Lauda, la salida del germano deja una "gran brecha" en la compañía de Stuttgart. "Mercedes considerá cómo sobrellevar la pérdida. No veo a nadie en este momento que pueda asumir las tareas de Norbert una por una. La situación tendrá que ser completamente evaluada", afirmaba. Además, niega cualquier relación con el rol de Haug. "No. Soy el presidente de la junta y no tiene nada que ver con la operación de los negocios".