Brendon Hartley ha tenido un paso fugaz como piloto titular de Fórmula 1, tras su debut la pasada temporada con el equipo Toro Rosso, el neozelandés tuvo que despedirse de la competición a finales de año. La escudería junior de Red Bull decidió no renovarle otra temporada y sustituirle por otro piloto.

El neozelandés ha querido sincerarse con los aficionados sobre los momentos difíciles que tuvo que vivir en 2018 y la presión que tuvo a sus espaldas. Además, explicó cómo se sintió cuando el equipo decidió no continuar con él la pasada temporada después de mucho tiempo de rumores sobre su continuidad.

"No escribo esto para pedir compasión, sólo quiero contar una de las historias sobre uno de los mejores años de mi vida. Tras haber entrado a la F1 con mucha experiencia, con dos campeonatos del mundo de resistencia, una victoria en Le Mans y superando a mi compañero en dos de las tres primeras carreras, fue duro para mí creerme que se hablaba de que me sustituirían tan pronto", dijo Hartley en un artículo escrito por el piloto para The Player's Tribune.

Hartley debutó en la F1 con gran experiencia en la competición, pero no le sirvió de mucha ya que pronto pondrían en duda su continuidad en Toro Rosso. El neozelandés consiguió, en la cuarta carrera de la temporada, su primer punto en Bakú. Pero los rumores sobre su sustitución se hicieron realidad: "Lo peor de ese día fue descubrir que los rumores eran verdad. Parecía que tras algunas carreras, había gente que no me quería ahí. Volví a nuestro apartamento esa noche y miré los muros del circuito de Montecarlo, sabiendo que si tocaba esos muros ese fin de semana, mi trayectoria en F1 podría acabarse en algunos días".

"Sabía que cada sesión me ponía cada vez más presión, cada tiempo, cada resultado iban a juzgarlo y que podrían usarlo en mi contra para levantarme de mi asiento. La sensación de estar bajo escrutinio no se fue en todo el año. Sentía que si me tiraba un pedo en el coche, alguien escribiría o haría un comentario sobre eso", añade.

El piloto neozelandés recuerda con tristeza el día que le comunicaron que no continuaría en la competición reina, además de relevar que la idea de sustituirle rondaba desde el Gran Premio de Monaco: "No tenía ni idea de lo que iba a pasar. Es lo que pasa con la política en la F1. Una hora tras la carrera me llamaron para una reunión. Minutos más tarde, ya no era un piloto de Fórmula 1. Volví a mi habitación, le di un abrazo a Sarah. Hubo algunas lágrimas, tristeza, pero yo ya miraba al futuro, a los próximos pasos".

"En la reunión no se dijo mucho. Me quedó claro que incluso desde Mónaco había un plan en marcha para eliminarme. Cuando dejé a Sarah y a mis compañeros, fui al garaje y les dije a algunos de los chicos que no volvería. Fue duro. Decir adiós ese día fue una de las cosas más duras que he tenido que hacer. Me fui del circuito con el mismo sentimiento de cuando llegué: orgulloso", continúa Hartley.

"Lo echaré de menos, mentiría si dijera que no. La puerta de la F1 definitivamente no está cerrada y la experiencia acumulada en un año en la categoría reina significa que llegaré más preparado y fuerte a las oportunidades que se presenten a continuación", dijo para terminar el ex piloto de Toro Rosso.