De noche es más fácil ocultarse, y si no que se lo digan a los pilotos de Mercedes, que han firmado un espléndido, apretado y emocionantísimo doblete en la sesión clasificatoria para el Gran Premio de Singapur, la única cita nocturna de la temporada de Fórmula 1. Apenas siete milésimas han separado a las flechas plateadas, la menor diferencia al frente de una parrilla de la categoría reina desde el GP de Alemania de 2010 (entonces fueron dos milisegundos entre Sebastian Vettel y Fernando Alonso), un final de infarto a una calificación llena de sorpresas y una pizca de ocultación en las calles de Marina Bay.

La primera sorpresa ha sido precisamente la ausencia de los Mercedes en las posiciones punteras durante la Q1, encabezada a la postre por los dos Ferrari, con Kimi Räikkönen unas milésimas por delante de Fernando Alonso. Con Hamilton tercero y Rosberg sexto, han emergido rivales inesperados como Button y Bottas, a los que no se podía contemplar como candidatos a la Pole pero habían dejado atrás a los Red Bull, tan sólo noveno y décimo.

En realidad, tampoco Alonso ni Kimi tenían fuelle para luchar por la Pole y, aunque los coches escarlata también han encabezado buena parte de la Q2, en los últimos compases de la eliminatoria han arramblado los cronos marcados primero por Hamilton y luego por Rosberg; el británico superó a Alonso por apenas unas centésimas, pero Rosberg sacó el martillo y se destacó casi medio segundo del pelotón. Con esta demostración de músculo, todo apuntaba a una monótona y plateada, pero también era cierto que Alonso, Vettel y algunos otros pilotos tan sólo había lanzado una intentona mientras que otros se habían empeñado en situarse por delante con un segundo giro cronometrado.

Un momento de confusión
La noche de Singapur también guardaba esa pizca de picardía que nos ha dado 12 minutos de verdadera competición. Daniel Ricciardo ha sido el primero en abandonar los boxes, y tras él los otros nueve clasificados para la ronda final, incluso Daniil Kvyat, que ha vuelto a superar a su compañero Vergne. En los minutos sucesivos, se han precipitado los tiempos con parciales de indescriptible, casi ilusoria igualdad. De hecho, un punto de ilusión sí que tuvo creer que Felipe Massa y su cada vez más completo Williams FW36 tenía opciones a la Pole. El brasileño encabezaba la tabla a falta de dos minutos para el final, por delante de Ricciardo, Alonso, Räikkönen (muy cerca de su compañero esta vez) y Bottas, con Hamilton sexto y Rosberg sólo séptimo. El líder del Mundial parecía descentrado y su compañero pisaba bordillos y contravolanteaba más de lo admisible en una 'vuelta de la muerte'.

Sin embargo, el poder de la estrella aún tenía que hacer acto de presencia. Tras un breve paso por boxes, los aurigas han vuelto a pista para enfrentarse de nuevo a los muros de Singapur, quizá más cerca que nunca. Separados por escasos metros, los pilotos han buscado su espacio en la pista en una vuelta de calentamiento tensa, especialmente para Kimi Räikkönen, que ha tenido que renunciar a su vuelta definitiva con un problema técnico, muy probablemente relacionado con la parte eléctrica de su unidad de potencia. Una lástima para el Campeón Mundial de 2007, que parecía en disposición de desafiar por una vez al pétreo Alonso. A partir de ahí, cada parcial, cada piloto ha sido una sorpresa. Ricciardo ha superado a Massa in extremis, aunque el paulista también ha arañado unas milésimas a su anterior crono. También Vettel salió de la penumbra y selló un tiempo de campanillas, pero en ésas ha llegado a meta Rosberg con un tercer parcial mágico, suficiente para enjugar los primeros sectores menos brillantes y doblegar a un Fernando Alonso que ha hecho justo lo contrario, un primer medio circuito perfecto pero unas últimas curvas 'sólo' buenísimas.

Entonces ha llegado Hamilton. Inalcanzable en el primer sector, ha mantenido su margen en los otros dos y ha pasado por meta con la Pole bajo el brazo. Siete milésimas, 38 centímetros al cabo de una vuelta al límite, por delante de su compañero Rosberg. Un final apoteósico en el que los pilotos de Mercedes han sacado todo lo que habían guardado durante toda la sesión, porque Ricciardo ha terminado a 173 milésimas de la cabeza, que es bien poco, pero aún ha sido más de lo que ha habido entre los siguientes clasificados de la tabla. Es decir, en un ambiente de sabrosa igualdad, los Mercedes todavía han logrado despuntar frente a sus rivales, y eso que los W05 han escondido sus mejores cartas hasta esta última vuelta apurada a la milésima; sólo así se explica que los líderes hayan dejado de monopolizar las clasificaciones en todos los entrenamientos libres para brotar como un géiser en los últimos segundos de la Q3. Lo cierto es que, sea por estrategia de ocultación de datos entre pilotos o simplemente por sentido del espectáculo dentro del equipo, hoy hemos podido vibrar con la calificación del GP de Singapur como cualquier aficionado desearía experimentar cada fin de semana de carreras. Y esto a pesar de que el resultado final refleja más o menos el equilibrio de fuerzas al que estamos acostumbrados, con los Mercedes por delante de los Red Bull y una amalgama encabezada por Fernando Alonso con Williams, Ferrari, McLaren y hasta Toro Rosso en la primera mitad de la parrilla.

Por detrás, Sergio Pérez ha vuelto a ceder frente a su compañero Hülkenberg, aunque por un margen más estrecho que en los Libres matinales, y Gutiérrez ha vuelto a superar cómodamente a Sutil, que ni siquiera pasó a la Q2. Pastor Maldonado ha tenido que conformarse con el decimoctavo puesto, mientras que Jules Bianchi ha vuelto a encabeza el pelotón de cola, con Kamui Kobayashi por delante del segundo Marussia de Max Chilton, y Marcus Ericsson al fondo de la parrilla, salvo sanción de última hora.

Mañana se disputará el Gran Premio de Singapur, que seguiremos en directo desde las páginas de CarandDriverTheF1.com a las 14:00 hora peninsular español, 20:00 en Marina Bay. Hasta entonces, podéis consultar los tiempos y comentarios del GP de Singapur aquí.