El dicho de que las primeras carreras de la temporada son las más complicadas parece cumplirse a la perfección en el caso de Haas. El equipo norteamericano ha tenido que romper el toque de queda que impone la FIA para garantizar un buen descanso de los mecánicos.

En este Gran Premio de Australia, que abre la temporada 2019 de Fórmula 1, el paddock debía estar libre desde las 2:30 AM hasta las 11:00 AM, algo que Haas no ha podido cumplir. El equipo decidió trabajar más de lo previsto para intentar dejar totalmente listo el vehículo de Romain Grosjean.

Durante la jornada del viernes, el equipo detectó una fuga de aceite en el monoplaza asignado al piloto francés, que ha conllevado una larga inspección hasta encontrar el problema para ser solventado posteriormente, siempre, según palabras del equipo, que no está obligado a justificar ni explicar los trabajos realizados durante la ruptura del toque de queda. No ha pasado desapercibido el gran salto de rendimiento que Haas ha tenido durante los terceros entrenamientos libres en comparación con las dos sesiones del viernes. Romain Grosjean finalizó en cuarta posición, por el quinto lugar de Kevin Magnussen.

La mencionada rotura del toque de queda no conlleva ningún tipo de sanción al ser la primera de la temporada, ya que los equipos disponen de dos comodines para gastarlos cuando consideren oportuno. Una tercera ruptura del mencionado toque de queda si conllevaría una sanción por parte de la FIA.