El techo presupuestario continúa coleando en la Formula 1 a raíz del globo sonda lanzado por Liberty Media. El último en reaccionar ha sido Franz Tost, el hombre designado por Red Bull para gestionar el equipo Toro Rosso, quien ha considerado totalmente absurdo decir que no se puede controlar el gasto.

En ojos de Franz Tost, la FIA podría otorgar un dinero y monitorizar el gasto para ver si los equipos cumplen con él. Desde el punto de vista del austriaco, sería tan fácil como que haya obligación de presentar el gasto a la FIA o monitorear el gasto. Para Franz, si un equipo no presentase una factura, querría decir que ha gastado más, y podría ser sancionado.

Realmente cuesta creer unas declaraciones de este tipo en un gestor de algo tan importante y con tantos departamentos como un equipo de Formula 1, pues precisamente el problema no es la ausencia de facturas que justifiquen un gasto, sino precisamente las facturas que se ocultan para decir que no te has gastado tanta cantidad en esta o en aquella cosa, tirando de empresas paralelas del grupo o similares.

Tost se queja de que de haya equipos que lleguen a 450 millones de euros al año, lo que hace la Formula 1 insostenible incluyendo a los constructores. La realidad es que todas y cada una de las medidas que se han impuesto en los reglamentos orientadas a reducir el gasto solo han acabado en una variación del mismo, a menudo incrementándolo por necesidad de investigar contrarreloj o por trabajar con materiales poco comunes, por lo que quizás sería el momento de plantearse una estrategia diferente a la del techo presupuestario o reducir costes intentando que un motor o una caja de cambios dure tantos kilómetros, como llevan intentándolo más de 20 años.