Durante las primeras vueltas del Gran Premio de México la búsqueda de los puntos por parte de Fernando Alonso, que salía desde el fondo de la parrilla, se topó de lleno con la defensa del siempre correoso Romain Grosjean.

Con la falta de velocidad punta característica del motor Honda, Fernando lo dio todo en la sección más revirada, emparejándose con el piloto de Haas, que en cierto momento decidió hacer uso de los exteriores de la pista para mantenerse por delante.

Alonso no dudó en denunciar la maniobra por radio, tal y como han llegado a pedir los comisarios excusándose de no haber actuado en ciertos momentos por no haber denunciado nadie. Ante la pasividad de los comisarios y ver cómo perdía tiempo tras el Haas, Alonso insistió una y otra vez, pidiendo hablar con el director de carrera, señalando que estaban matando su carrera.

Sin embargo, las vueltas pasaban y la investigación ni siquiera se había anunciado, pues probablemente los comisarios estarían ocupados con la no investigación del incidente de salida. Fernando se seguía desquiciando hasta que la sanción finalmente llegó, aunque de forma diferente a la que pedía Alonso, que solicitaba que Grosjean cediese la posición.

Finalmente los comisarios sancionaron al francés con cinco segundos de tiempo añadido por ganar ventaja usando los exteriores de la pista, sanción que llegó con bastante retraso y que no pareció contentar a nadie. Pesa a todo, Alonso consiguió remontar hasta entrar en la zona de puntos, mientras que la carrera de Grosjean fue bastante horrorosa, decantándose finalmente por una parada extra, posiblemente para intentar sacar ventaja ante la hipotética aparición de un coche de seguridad, que no ocurrió, y que dejó al francés decimoquinto y último. Lo que mal empezó para Romain Grosjean, mal terminó.