Mal acaba lo que mal empieza. Fernando Alonso se encomendó a la carrera, a una hipotética posibilidad de lluvia y al puro azar para intentar sacar algo positivo de este Gran Premio de Francia que ha resultado un fiasco para McLaren. Y lo cierto es que nada salió bien.

Tras una salida correcta, Fernando Alonso se encontró de frente con el accidente entre Esteban Ocon y Pierre Gasly, frenando más de la cuenta, y no dejando claro del todo las imágenes si golpeado por uno de los Williams o no. En cualquier caso, Fernando trata de evitar los restos, pasando entre los dos accidentados y cayendo a las últimas posiciones. Algo debió golpear Alonso, ya que su parada fue extremadamente lenta.

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Con neumático blandos y toda la prueba por delante comenzaba una carrera nueva para Alonso. Carrera que comenzó a truncarse muy pronto. En la resalida, Vettel trata de ganarle la posición por el exterior, Alonso se queda sin espacio y tras un pequeño contacto, acaba cometiendo un trompo que le cuesta valiosos segundos.

El asturiano seguía en carrera, alentado por el equipo que le avisaba de la posibilidad de lluvia que nunca llegó. La carrera se iba consumiendo con Alonso en tierra de nadie, sin capacidad de adelantar más que a los Williams, bloqueado tras un Sauber, incapaz de contener a los pilotos que tras su parada regresaban a pista detrás de él.

Con la hipotética lluvia por venir, McLaren decidió mantener al piloto fuera a pesar del desgaste de los neumáticos. Finalmente, el equipo preguntó qué quería hacer, contestando un enfadado Alonso que le daba igual, puesto que no tenía frenos ni neumáticos y que hicieran lo que hicieran iban a acabar fuera de los puntos.

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A falta de tres vueltas, el equipo le hizo parar para montar neumático ultrablandos. Saliendo Alonso a pista en última posición, sin nadie tras él, quizás con la misión de darse el gustazo de lograr una vuelta rápida, algo que la aparición de un coche de seguridad virtual primero, y una definitiva rotura después, impidieron.

Porque para colmo de males, Alonso no pudo siquiera cruzar la línea de meta tras romperse la suspensión trasera, acabando su carrera en boxes. Una sesión de clasificación nefasta que se une a un comienzo de carrera cuesta arriba, que enlaza con falta de rendimiento y variedad estratégica y que finaliza con rotura mecánica. Peor, difícilmente imaginable.