El universo de la Fórmula 1 amaneció este martes con la trágica noticia del fallecimiento de Niki Lauda a los 70 años. La familia del expiloto austriaco confirmó su muerte el pasado lunes, nueve meses después de someterse a un trasplante de pulmón tras una enfermedad que puso en peligro su vida, pero superó la operación y se encontraba en pleno proceso de recuperación.

Lauda pasó dos meses en el hospital después del trasplante y volvió a ser ingresado a principios de 2019 debido a una gripe, aunque no se trataba un problema de gravedad y fue ingresado por precaución. La salud del austriaco empeoró en las últimas semanas y finalmente se dio a conocer la noticia de su fallecimiento en la madrugada del martes.

Considerado como una de las grandes leyendas de la Fórmula 1, Lauda consiguió proclamarse campeón del mundo en 1975 y 1977 junto a Ferrari, mientras que sumó una tercera corona en 1894 con McLaren. El momento que marcó la carrera del austriaco fue el terrible accidente que sufrió durante el Gran Premio de Alemania de 1976, cuando lideraba cómodamente el campeonato.

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A pesar de las graves lesiones en los pulmones que sufrió en este accidente, los médicos dejaron claro desde el principio que la enfermedad por la que fue operado de urgencia no fue fruto de secuelas de dichas lesiones. Lauda se había convertido en un habitual del garaje de Mercedes, equipo del que era presidente no ejecutivo, durante los Grandes Premios y la estructura le esperaba con los brazos abiertos para volver a recibirlo.

Lauda no volvió a pisar el paddock de la Fórmula 1 desde el trasplante y esperaba recuperarse lo antes posible para regresar al mundo de las carreras. Las diversas complicaciones durante su recuperación y esta última recaída de salud derivaron en la trágica muerte del austriaco, quien falleció rodeado de su familia.