Pocos recordarán cuando pasen los años el papel que Marcus Ericsson tuvo en la salvación del equipo Sauber. No de forma desinteresada, puesto que el piloto buscaba un lugar en el que pilotar, pero al final, fue él el que trajo a Longbow Finance a Sauber cuando peor lo estaba pasando el equipo fundado por Peter Sauber.
La entrada de la financiera permitió que los empleados pudieron volver a percibir sus salarios, al tiempo que se comenzó a cimentar la nueva etapa de Sauber, haciendo las cosas con calma, fichando personal técnico de dilatada experiencia. La contraprestación, estaba clara, un asiento para el piloto sueco en un equipo, que, por otra parte, estaba lejos de ser competitivo.
Aquellos días, Sauber cerró un contrato de colaboración con Honda para las próximas temporadas. Aquel movimiento no finalizó bien, y acabó en dramática ruptura con despido previo de la máxima responsable del equipo, Monisha Kaltenborn. Los máximos accionistas no estaban contentos con el acuerdo asumido por Monisha, prefiriendo otro tipo de acuerdo como el que finalmente alcanzó con Ferrari, usando la marca del Alfa Romeo.
Dicho acuerdo ha permitido a Sauber incorporar más piezas actuales de Ferrari, lo que unido a la incorporación de personal que comenzó años atrás, se ha traducido en una notable mejora de rendimiento. De ocupar la última posición de forma predefinida, a luchar de forma eventual por los puntos e incluso alcanzar alguna Q3.
La nueva Sauber ha pasado de ser la última opción, a ser un equipo con potencial, atractivo para muchos pilotos. Y victima de su propio éxito, ha caído Marcus Ericsson. El piloto que salvó al equipo ahora es considerado un lastre ante la posibilidad de contar con un campeón del mundo como Kimi Raikkonen, o de un joven talento seleccionado por Ferrari, Antonio Giovinazzi. Marcus ya no tiene sitio.
Como anticipó el protagonista semanas atrás, en la actualidad es mucho más complicado conseguir un asiento que cuando él desembarcó en la categoría, en el año 2014, con el modesto equipo Caterham. Por este motivo, y tras pasar cuatro años en Sauber, Marcus ha decidido seguir ligado al equipo, pese a perder el estatus de piloto titular. Ericsson acepta ser tercer piloto y abrazar el cargo de embajador. Lo más cerca a ser piloto de Fórmula 1, pero sin pilotar.
“Estoy agradecido por los últimos cinco años de mi carrera deportiva en los que me he dedicado a competir en Fórmula 1.”, aseguraba el sueco. “Estoy orgulloso de haber representado a Sauber durante cuatro de estos años, y por haber corrido para una marca tan emblemática como Alfa Romeo. Me hubiera encantado continuar en este camino, pero tener un piloto como Kimi Raikkonen es una gran oportunidad para todo el equipo. En el futuro, continuaré contribuyendo al desarrollo del equipo como siempre lo he hecho, con total dedicación y todo mi apoyo.”, concluyó Ericsson.
