Marcus Ericsson fue el protagonista de una de las imágenes más espectaculares de la jornada de viernes en Paul Ricard. Cuando quedaban pocos minutos para que la primera sesión de entrenamientos libres del Gran Premio de Francia, el piloto sueco perdió el control de su Sauber en la curva 11 del trazado de Le Castellet e impactó contra las protecciones de la pista.

Aunque el accidente fue fuerte, el monoplaza no sufrió daños significativos fruto del golpe hasta que la parte trasera del vehículo comenzó a arder. El fuego causó grandes desperfectos que impidieron que Ericsson participara en el segundo libre al tener que reemplazar el chasis del monoplaza, una situación poco ideal en un circuito donde el sueco nunca había competido.

Ericsson afirma que el viento tuvo un papel fundamental en accidente. Los cambios de la dirección del viento jugaron una mala pasada a varios pilotos a lo largo del día, llevándose el sueco la peor parte.Entré en la curva 11 como en cualquier otra vuelta, con una velocidad y trazada normales. Entonces, perdí completamente la parte trasera del coche”, comentó el piloto de Sauber.

“Fue un accidente muy extraño y no hemos encontrado una explicación aparte del viento tras analizarlo. En esa vuelta fue diferente en comparación al resto. Perdí apoyo aerodinámico por ello. Es lo único que hemos podido encontrar. Antes del accidente estaba contento y me sentía cómo en el coche. Entonces perdí el coche de esa forma. El final del día fue decepcionante tras un comienzo prometedor”, añadió Ericsson.

Llamó la atención la tranquilidad con la que el sueco salió del monoplaza a pesar de las llamas. Ericsson explica que no vio el fuego porque el retrovisor derecho se cayó en el accidente.No me di cuenta porque perdí el retrovisor derecho y el fuego estaba a ese lado. Miré en el izquierdo y no vi nada. También apagué la radio y no escuché a mi ingeniero. Seguí el procedimiento habitual y fui con calma. Cuando estaba de pie, vi el fuego”, manifestó.