No se puede decir que el accidente entre los dos pilotos de Red Bull haya pillado por sorpresa a nadie. Desde un principio se vio a un Max Verstappen incómodo con el rendimiento del vehículo, lo que permitió ver una intensa batalla entre Carlos Sainz y Max Verstappen que iba a dejar clara la actitud del piloto de Red Bull.

Con dificultad para defenderse en la recta, Max optó por adueñarse del interior de la curva y abusar de los frenos, una característica donde el Red Bull es fuerte. El neerlandés hizo público por radio los problemas con el motor eléctrico, que se evidenciaba en pista con el tapón que estaba formando y que permitió que Daniel Ricciardo comenzara a acosar a su compañero de equipo.

En este marco, resultaba fácil pensar que el equipo ordenase a Verstappen facilitar la maniobra de adelantamiento, ya que Ricciardo no tenía problemas. No lo hicieron. Ricciardo lo intentó, Max se defendió y los neumáticos de ambos Red Bull se rozaron sin más daño. Debió ser un importante aviso para el equipo, que decidió no hacer nada.

Hubo un segundo aviso. Ricciardo consiguió adelantar a Verstappen, pero salió algo lento. Lo aprovechó el neerlandés para devolvérselo por el interior en la segunda curva. Ricciardo apretó al máximo, pero Verstappen decidió meterse por el interior igualmente, con ambos coches separados por unos pocos milímetros.

El equipo volvió a no pronunciarse. Dos opciones. Decirle a Verstappen que se dejara pasar o decirle a Ricciardo que mantuviera posición. Ninguna de las dos, sino más bien todo lo contrario. Le dijeron a Ricciardo que hiciera lo que pudiera. Y así lo hizo. Daniel volvió a la carga y consiguió adelantar a un Verstappen que se quejaba amargamente de los neumáticos.

La queja de Max no era inocente, pues buscaba parar antes que su compañero y así poder recuperarle la posición. Red Bull mantuvo la norma no escrita y dejó que Ricciardo parase antes y montase neumático superblando. Verstappen lo hacía después y saltaba la sorpresa. El neerlandés regresaba a pista alrededor de dos segundos por delante de Ricciardo.

De nuevo, se volvían a encontrar en pista. DRS para Ricciardo, neumáticos con mejor temperatura y una recta muy larga por delante. Daniel cogía la aspiración y llegaba notablemente más rápido. Verstappen defiende el interior, Ricciardo comienza a abrirse y Vertappen gira ligeramente el volante para abrirse también y al ver cómo Ricciardo decide lanzarse al interior, vuelve a girar levemente el volante.

Movimientos muy sutiles que generan muchas dudas a máxima velocidad. Verstappen frenó para tomar la curva, y a mucha más velocidad, Ricciardo no pudo hacerlo a tiempo. No solo tocó a Verstappen, sino que lo elevó por los aires, quedando ambos coches destrozados.

No pilló a nadie por sorpresa, se veía venir, y nadie hizo nada por remediarlo. Una acción que recuerda a uno de los episodios más negros de Red Bull, el choque entre Webber y Vettel en Turquía 2010, si bien, el de hoy ha tenido más avisos. Solo Red Bull sabe por qué no pidió a Verstappen ceder posición, solo Red Bull sabe por qué no pidió a Ricciardo mantener posición. Y la propia Red Bull es la que lo ha pagado con un buen número de puntos perdidos.