La frenada siempre es un aspecto determinante en las carreras, y en especial en el paso por curva. Por todos es sabido que la clave para ir rápido en una vuelta reside en tener un gran paso por curva, al menos más rápido que los rivales más inmediatos, y en esa tesitura, la frenada es una de las grandes herramientas para los pilotos. Unos más agresivos con el punto de frenada, otros un poco más benévolos con la retención y el posterior paso, todos los pilotos tienen su particular estilo de conducción.

El primer piloto a estudiar es el brasileño Ayrton Senna, una figura mítica que con su fatal desenlace ayudó a magnificar la Fórmula 1. Según Brembo fue un auténtico revolucionario en toda su trayectoria, con su particular estilo de conducción y de uso de los frenos, una de las primeras personas que antes y más rápido entendió su contribución a los tiempos por vuelta. Ayudó a mejorar muchas cosas siendo la reducción de los cilindros maestros su principal contribución.

Gilles Villenueve y Alain Prost constituyeron las dos caras de la misma moneda. El malogrado piloto canadiense se caracterizaba por ser uno de los más agresivos en la fase de frenada, no le importaba la presión que colocaba, o si en algunas ocasiones bloqueaba y dañaba los neumáticos, su única misión era frenar más tarde que el resto y ganar tiempo en la entrada en curva. Por su parte, 'El Profesor' era totalmente opuesto, muy gentil con el sistema de frenada, sabedor de que en ellos podría estar una gran parte del resultado final. Por ello, trataba de hacerlos durar lo máximo posible, dando un trato muy suave, lineal y agradable, sin excesivas estridencias

En los pilotos alemanes Michael Schumacher y Sebastian Vettel siguieron un mismo perfil, reproducido años más tarde. Ambos necesitaban sentir el coche en todo momento, para determinar el grado exacto de freno que tenían que aplicar en cada curva para conseguir el máximo rendimiento y que les diera el mayor tiempo por vuelta posible. Ambos eran muy perfeccionistas y querían controlar hasta el más mínimo detalle del sistema, de manera que ambos usaban un pedal con poco recorrido que les diera la mayor respuesta posible. Además, una de las preferencias de Vettel, hasta ahora poco conocidas, era la de comenzar cada sesión de calificación con un nuevo set de frenos, un movimiento que le permitiera tener el mayor agarre posible, pero siempre teniendo en cuenta el no destrozar los neumáticos.

En el comportamiento de Fernando Alonso se podía observar una combinación de las características de los grandes pilotos. Muy meticuloso y perfeccionista en la fase de frenada, es capaz de gestionar el sistema con una total precisión, generando la mayor capacidad posible de frenada pero sin exceder el límite de grip que provocara un bloqueo, con la consiguiente pérdida de rendimiento. Así mismo, como hiciera Prost, es muy limpio en su comportamiento, gradual, y no busca grandes picos. Así mismo, tiene un detalle que le marca en gran medida, su estilo de frenada es muy similar a un tipo de ABS natural, sacando el máximo partido a los neumáticos para incrementar la velocidad de entrada en curva.

En último lugar, Lewis Hamilton tiene un estilo muy particular. Caracterizado por ser un magnífico frenador, en la fase de mordida, momento inicial de la frenada, ahí encuentra una gran ventaja de rendimiento. Trata de sacar lo máximo de los frenos delanteros y no duda en retrasar al máximo el punto de frenada para mejorar su tiempo por vuelta. A pesar de ello, trata de gestionar la temperatura de los frenos, para que no se calcinen, aunque algunas veces pueda parecer lo contrario.

Siete pilotos, siete maneras de entender y concebir la fase de frenada en los Formula 1 pero todos ellos con un mismo denominador, todos son conscientes de que en la frenada radica la clave de sus victorias.