Hace ya 20 años de uno de los fines de semana más trágicos que vivió el Gran Circo. La muerte de Roland Ratzenberger en Imola, en 1994, fue considerada, un prólogo al fallecimiento de Ayrton Senna, que tuvo un accidente a las 24 horas. Hay personas que piensan, como David Brabham, que si Ayrton hubiese renunciado a correr en su último domingo, el accidente de su compañero, Ratzenberger, hubiera sido mucho más recordado en el mundo de la Fórmula 1.

Ratzenberger fue el primer piloto que perdió la vida en un Gran Premio desde que Riccardo Paletti chocara con el Ferrari de Didier Pironi en Montreal. Su coche se incendió y Paletti se quedó atrapado dentro. Tras este horrible accidente, no se había registrado ninguna fatalidad en un fin de semana de Gran Premio durante 12 años. Ninguna hasta el 30 de abril de 1994.

Brabham comienza a contar el fin de semana empezando por el terrible accidente que sufrió Rubens Barrichelo durante los entrenamientos libres del viernes. A pesar de la gravedad de éste, sin embargo, el brasileño a la mañana siguiente caminaba sonriente por el paddock, según cuenta el australiano.

"A parte del accidente de Rubens, todo parecía que estaba yendo bastante normal si te soy sincero. Recuero que Roland se estaba quejando de sus frenos el viernes, así que el equipo me pidió que me colocara en su coche para verificar los frenos por mi experiencia con el monoplaza y los frenos", explicó Brabham para GPUpdate.

Las quejas sobre los frenos de Roland también las acabó sufriendo el propio David así que Simtek decidió arreglar los frenos para permitirles a ambos pilotos calificar con las mejores armas.

"Después de unas vueltas, volví al garaje para confirmar que los frenos no estaban muy bien y que necesitaban cambiarse. Cuando el equipo cambió los frenos, los tiempos de Roland se acercaron a los míos", añadió.

Si se habla de prólogos, Brabham hasta señalaría el accidente de Barrichelo como signo de que algo no iba bien ese fin de semana en Imola, sin embargo, en su opinión, cree que se pasó demasiado por alto lo ocurrido al brasileño.

"El accidente de Rubens fue obviamente horrible, asustó a mucha gente, pero nadie le dio mayor relevancia. Estaban encantados de saber que Rubens estaba bien y que no se encontraba herido de gravedad", afirmó.

En la vuelta de calificación de Ratzenberger, este piloto dañó su alerón delantero al salirse de la pista hacia la gravilla. Sin embargo, decidió no cambiar esta pieza y continuar. Lo que ocurrió fue que después de Tamburello, el alerón comenzó a soltarse y se metió debajo del monoplaza, haciendo que este perdiera el control y lanzándolo contra el muro en la curva Villeneuve a 315 kilómetros por hora. Ratzenberger no tuvo ni la más remota posibilidad de sobrevivir.

"Estaba en la pista cuando ocurrió el accidente y aunque no lo viera, le vi cuando me acerqué al coche. Con solo presenciar lo que vi, sabía que se había ido", aseguró.

La imagen horrible del casco rojiblanco de Ratzenberger inclinado hacia un lado dentro del cockpit se quedó grabada en la mente de todos. En el garaje de Williams, Ayrton Senna se da la vuelta para mirar los monitores. El doctor Sid Watkins no puede ayudar al austríaco por más que lo intenta.

La sesión de calificación termina con las puertas del garaje de Simtek cerradas, sin la sonrisa de ningún piloto por haber conseguido una buena posición en parrilla y con ganas generales de irse muy lejos de Imola.

"Para ser honesto, mucho de lo que pasó ese fin de semana ya no forma parte de mi memoria, porque estás tan bloqueado por el hecho de que acabas de perder a tu compañero, nunca me había pasado", completó.

El impacto de este accidente superó todas las dimensiones esperadas e incluso fue más allá. Era la primera vez que un piloto moría en una sesión oficial de Fórmula 1 después de 12 años.

"Todo el mundo estaba en shock, sobre todo el equipo Simtek, porque éramos un equipo pequeño y nadie de nosotros había perdido a alguien tan cercano. Todo el paddock y el mundo de la Fórmula 1 estaba también en estado de shock porque nadie había muerto en los 12 años antes de que lo hiciera Roland", dijo el ex compañero de Ratzenberger.

A pesar de la gravedad de lo vivido la jornada anterior, el equipo Simtek decidió pilotar de todas maneras.

"Al final de la tarde del sábado, me preguntaron si quería correr o no. Todavía estaba, por supuesto, en estado de shock y no sabía bien lo que hacer. Decidí responder el próximo día tras hacer el calentamiento. Cuando lo hice, volví al garaje y sentí como el estado de ánimo de los equipos había subido y la nube negra que rodeaba a mi escudería parecía haberse alejado", expuso.

David, en concreto, explica que lo hizo por respeto a su compañero ya que imaginó que, siendo pilotos, a Roland le hubiese gustado que continuaran con la carrera. De lo único que está seguro este piloto sobre el fin de semana que tuvo que despedirse de su compañero de equipo es de que no lo olvidará jamás.

"Tras ver esto, decidí hacer la carrera por el equipo, para ayudarles a seguir el rumbo, además era mi manera de demostrarle mi respeto a Roland, porque era piloto y querría habernos visto seguir corriendo. 20 años es mucho tiempo pero lo que tengo como seguro es que nunca olvidaré ese fin de semana", finalizó.