La Fórmula es elitista a muchos niveles. Es el lugar donde deben estar los mejores pilotos del mundo, pero además, no deben ser compartidos bajo ningún concepto. La notoriedad conseguida por Nico Hulkenberg tras su victoria en las 24 horas de Le Mans de 2015 así como los numerosos comentarios de Fernando Alonso sobre la resistencia, al igual que le hecho de que la carrera de resistencia más famosa del mundo se aprovechara de la imagen del asturiano, invitándole tanto a dar alguna vuelta como a dar el banderazo de salida, no acabó de gustar en la Fórmula 1.

En 2016, la FIA y FOM pusieron una prueba que coincidía con las 24 horas de Le Mans, el Gran Premio de Europa, en Bakú, buscando robar notoriedad a una carrera que ha crecido con fuerza en los últimos años al tiempo que obligaba a sus pilotos a no poder asistir. El más damnificado en esta lucha entre Fórmula 1 y resistencia no fue otro que el aficionado, el último en el que se suele pensar en estos casos, y con ellos, el circuito, que tuvo una pobre venta de entradas.

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Mientras las 24 horas de Le Mans mantuvieron su habitual afición, Bakú no cumplió las espectativas, motivo por el que los organizadores de la prueba presionaron a la Fórmula 1 para evitar una coincidencia de fechas. Bien atendiendo a las peticiones del promotor, o bien porque ya no se considera que la resistencia sea la misma amenaza que el año pasado, en el calendario de 2017 se han evitado coincidencias.

Y evidentemente, el mayor beneficiado ha sido el aficionado, que ya no debe decantarse por una prueba o por otra, lo que no ha tardado en reflejarse en las cifras de ventas de entradas, hasta cinco veces más que el año pasado por estas mismas fechas, según ha comunicado el propio circuito a Motorsport.com. Con este aumento, no parece una utopía pensar en que la carrera de Bakú gozará en 2017 de un aforo casi completo.