Sólo Fernando Alonso podía hacer posible lo imposible. Pero a veces hasta lo imposible se le resiste al español. Y aunque que las comparaciones con Ayrton Senna son tradicionales y románticamente el mejor piropo que le pueden brindar a un piloto, lo cierto es que el español de Ferrari se parece más a Alain Prost, "el Profesor": calculador, frío, haciendo siempre números para lograr el puesto necesario para sumar más puntos y ganar el mundial. Y toda la Scudería, con él: Ferrari y Massa se aliaron por un objetivo común. Pero ni aun así funcionó. Durante algunas vueltas parecía que Alonso iba a hacer el milagro, pero la robustez del RB8 y la perseverancia de Vettel dieron sus frutos. Se lo merecía: frente a las tres victorias del español, Sebastian ha sumado cinco (cuatro de ellas consecutivas en las últimas siete carreras). Sin embargo, mientras que Sebastian ha pisado diez veces el podio, Alonso lo ha hecho en trece ocasiones.

BRASIL NO DECEPCIONA

Brasil auguraba emociones fuertes. Era algo mediático, casi tópico; pero al final es cierto: en esa pista tan especial, más cargada de buenos recuerdos, que es el autódromo brasileño de José Carlos Pace, todo puede pasar. Es el encanto de los viejos circuitos, de los pocos, muy pocos, que van quedando en un mundial cada vez más invadido por la modernidad aséptica de Hermann Tilke. La carrera final de este año ha sido digna de un "thriller", una novela de suspense en la que Vettel y Alonso se empeñaron en ponernos el corazón en un puño durante toda la carrera. Mientras que Alonso tuvo a Massa como un gran aliado, Vettel tuvo que lidiar contra un Webber correoso y contra una remontada casi imposible, con un coche dañado que resistió un golpe en la primera vuelta del que aún parece increíble que llegara a la meta. Finalmente el alemán controló la situación y se hizo con el mundial. Un digno vencedor que hace que Alonso pueda sentirse orgulloso de ser subcampeón.

ESPAÑA SE ENAMORA DE LA FÓRMULA 1

Alonso no será tricampeón mundial, pero su mérito es el de un deportista capaz de abrirse camino en un deporte tradicionalmente dominado por ingleses, alemanes, italianos… Y con escaso seguimiento en su propia tierra: antes que él, la Fórmula 1 era vista en España como algo extraño, lejano, desconocido e incluso aburrido. En los bares nadie sabía quién era Frentzen, Barrichello, Coulthard, Heidfeld o Fisichella, ni se comentaban los adelantamientos del domingo anterior en la barra tomando una cerveza, ni los periódicos o las televisiones informaban sobre una carrera excepto si se había producido un accidente grave… Ningún piloto nacional había ganado un mundial, una carrera, ni siquiera había logrado un podio o una Pole. Pero de repente llegó Fernando Alonso y rompió moldes con su acento extranjero en un paddock acostumbrado al perfecto inglés de pilotos y periodistas. Él acabó con la ignorancia de automovilismo en España, y consiguió audiencias millonarias con sus primeros pinitos, en 2003 y en 2004, hasta que finalmente en 2005 se desató la pasión por el ovetense más rápido de la historia. Una pasión que ha atravesado diversas etapas, escuderías y altibajos, pero que sigue más patente que nunca, gane o pierda.

UNA AFICIÓN FIEL

Después de los dos mundiales consecutivos de 2004 y 2005, muchos creían que las audiencias televisivas en España caerían cuando el ovetense dejara de ganar carreras y mundiales. Nada más lejos de la realidad: el año pasado Alonso sólo ganó una carrera, y ya lleva siete años sin conseguir un mundial. Y, aun así, su afición ha demostrado esa fidelidad que se cuestionaba, y siguen a su lado con más fuerza que nunca especialmente en los malos momentos, pues si de algo pueden presumir es de animar a un gran ganador, pero también a un orgulloso perdedor, que nunca se rinde mientras haya un atisbo de esperanza. A España le sigue gustando Fernando Alonso; a España le sigue gustando la Fórmula 1. Y por muchos años.

LAS PRIMERAS ESTADÍSTICAS DE ALONSO

Lo que está claro es que, por donde ha pasado, Alonso ha deslumbrado en cada escudería. En 2001, en Minardi, no logró ningún punto, pero ya en Renault demostró su valía frente a Jarno Trulli en 2003: logró 55 puntos (el 63% de los conseguidos por Renault en esta temporada, frente a los 33 del italiano), y firmó la única victoria de la escudería ese año. También logró las dos únicas Poles de Renault. Al año siguiente, Trulli logró la única victoria de Renault (el mejor resultado de Alonso fue un segundo puesto). Durante el tiempo que Trulli fue piloto de Renault en 2004, la igualdad reinó entre ambos: Alonso logró 45 puntos, frente a los 46 de Jarno, y firmó una sola Pole frente a dos de Trulli. Sin embargo, Trulli fue sustituido por Jacques Villeneuve a finales del año, y éste no logró ningún resultado. Es decir, que en total, Alonso sumó 59 puntos en 2004, y entre Trulli y Villeneuve, sólo 46. En 2005, año de su primer título mundial, Alonso arrasó a Giancarlo Fisichella: logró 133 puntos frente a 58 de su compañero (el 70% del equipo), y siete victorias frente a una de Giancarlo (el 88%). También en Poles arrasó, con seis a una (el 86%). El año siguiente, el año del bicampeonato, los datos prácticamente son idénticos: 134 puntos frente a 72 de Fisichella (el 65% de Renault), siete victorias a una (88%) y seis Poles a una (86%). Tanto en esa temporada como en la anterior, Alonso se clasificó en catorce carreras (de diecisiete en total) en mejores posiciones que su compañero de equipo.

MCLAREN, UNA ÉPOCA GRIS

La temporada 2007 en McLaren fue tan polémica que sólo los fríos datos son capaces de obviar pasiones: Lewis Hamilton llegó como un huracán y empató los puntos con Alonso (109) y las victorias (cuatro a cuatro), aunque el inglés logró más Poles (cinco a tres) y el español terminó diez veces por delante de Lewis en carrera (de 17 grandes premios en total). Escarmentado de McLaren, Alonso regresó a Renault mientras esperaba un contrato suculento con otra escudería mayor. Renault andaba de capa caída, y frente a Nelson Piquet logró las dos únicas victorias del año (sin olvidarnos de la polémica de Singapur). Logró 61 puntos (el 76% del equipo). En 2009 no hubo victorias, sólo una solitaria Pole y trece paupérrimos puntos (Alonso logró todos los del equipo, pues ni Piquet ni su sustituto, Romain Grosjean, lograron ninguno). En 2010 Alonso se vestía de rojo y soñaba con volver a ganar el mundial. Esa temporada estuvo apunto, y con Felipe Massa como compañero volvió a tomar las riendas de un proyecto ganador. Y aunque la victoria de Alemania sigue estando presidida por las polémicas órdenes de equipo (entonces prohibidas), los números son aplastantes: Alonso llegó a la meta catorce veces (de diecinueve grandes premios) por delante de Massa, y salió en parrilla quince veces por delante de él. Quizá la de Hockenheim era una victoria de Massa, pero la realidad es que al final Alonso sumó 252 puntos frente a 144 de Massa (el 64% de Ferrari), y cinco victorias, las únicas de Ferrari esa temporada, que se sumaban a las dos únicas Pole del español.

MASSA, EL ESCUDERO DEL 'CAVALLINO'

El año pasado, con el dominio aplastante de Red Bull Racing, Alonso pudo aprovecharse en Silverstone de las limitaciones del reglamento para lograr la única victoria del año. Esa temporada sumó 257 puntos frente a 118 de Felipe (el 69% del total), y terminó dieciséis veces por delante de Massa en carrera, y quince en clasificatoria. Esta temporada que acaba de finalizar, Alonso ha firmado tres victorias y dos Poles, pero desde luego a Massa hay que agradecerle su perfecta labor de escudero, como cuando se rompió el precinto de su caja de cambios en Estados Unidos para beneficiar a su compañero de equipo, o cediéndole su posición cuando las matemáticas obligaban, como en Brasil. Situaciones parecidas a las que el brasileño se enfrentó cuando Michael Schumacher era su compañero de equipo, e incluso cuando Ferrari sacrificó una victoria delante de su afición, en 2007, para que Räikkönen ganara el mundial. Si bien a Felipe se le había criticado precisamente por no haber ayudado a Alonso y no haber estado a la altura para ayudar en ambos mundiales (incluso se cuestionaba constantemente su continuidad en el equipo), se ha reconciliado con Maranello y sus aficionados.

YA HA COMENZADO EL MUNDIAL DE 2013

Hay una sensación extraña. Se apagan las luces, se vacían las gradas, se seca el podio de champagne, se seca la pista de agua, se enfrían los restos de goma de neumáticos, se desmonta todo el tinglado del paddock, no hay banderas en los puestos de los comisarios, ni en las casetas de venta al público de ningún equipo… Pero queda una sensación extraña. Una sensación de pasión, ese ingrediente único con el que sólo se pueden conseguir los méritos más asombrosos… aunque a veces no se consigan. Alonso no ha ganado, pero es más fuerte que nunca. Todo es aprendizaje, y esta temporada ha sido un máster de pilotaje con el que arrancar con más inteligencia la próxima temporada. Experiencia acumulada, como los datos telemétricos de las pistas, que servirán en el futuro. Y es que, psicológicamente, la temporada de 2013 acaba de empezar. Ya estamos luchando por el título mundial.