Fernando Alonso se sintió extraordinariamente cómodo en el Gran Premio de Abu Dhabi. El piloto asturiano sabía en todo momento cuanto más podía sacar del coche y qué objetivo resultaba imposible.

Si bien la primera parte de la carrera se centró en estar cerca de Felipe Massa para intentar pasarle estratégicamente, algo que finalmente consiguió, una vez hecho, su carrera se volvió monótona. Aunque le avisaron del buen ritmo de Sainz, Alonso contestó que no iba a poder hacer nada por contenerlo, que lo que estaba dando era todo lo que el coche podía dar.

Pasado el ecuador de la carrera y con la imposibilidad de llegar a los Force India o Renautl que había por delante, Fernando comenzó a mirar hacia atrás, interesándose por la carrera de Stoffel Vandoorne. Alonso preguntó en qué posición se encontraba, para añadir a continuación si había algo que se pudiera hacer para ayudar al belga a entrar en los puntos. Sin embargo, el equipo le contestó que Stoffel tenía problemas, y que no había nada que hacer.

Vandoorne tuvo serios problemas de neumáticos que le afectaron gravemente al agarre, rodando verdaderamente lento y adelantando su parada en exceso, si bien luego consiguió al menos sobreponerse a Stroll, los Sauber, Toro Rosso y el Haas de Magnussen, finalizando por detrás de Massa y Grosjean en una carrerea en la que el rookie de McLaren estuvo alejado del rendimiento de su veterano compañero de equipo.