El psicólogo Bradley Busch, fundador y director de InnerDrive lo explica de forma clara y concisa: "Cuando tienes entre 20 y 23 años y estás acostumbrado a recibir una gran descarga de adrenalina cada fin de semana jugando en estadios repletos de hinchas, puedes llegar a volverte adicto a este tipo de sensaciones". Evidentemente, un supercar de Ferrari, Porsche, McLaren o Lamborghini es una de las pocas máquinas capacitadas para generar este tipo de emociones, lo que en muchos casos termina convirtiéndose en un problema.

Bien, pues para que estos jóvenes, ricos y famosos, no pongan su vida –y la de los demás– en peligro, el doctor Busch ha creado un programa específico que pretende tratar a aquellos futbolistas con tendencia a convertirse en máquinas de destruir superdeportivos."Los concesionarios venden a los futbolistas estos potentes coches sin importarles nada en absoluto que éstos sepan conducirlos o no"–leemos al psicólogo en Autocar–. En un trabajo conjunto con Premier Sports Network, ambas compañías ofrecerán cursos de conducción específicos para saber cuánto son capaces de acelerar o frenar estos coches, prever sus reacciones o anticiparse a situaciones peligrosas del tráfico. Pero sobre todo, en estos cursos los jugadores aprenderán a controlar sus impulsos y canalizar sus emociones.

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Recordemos que hace siete años Cristiano Ronaldo protagonizó un sonado accidente al estrellar su Ferrari 599 GTB Fiorano en un túnel de Manchester cuando acudía a un entrenamiento con su equipo de entonces, el United. En aquella temporada, Cristiano tenía 23 años, tres menos que Diafra Shakho, delantero del West Ham quién aterrizó recientemente su Lamborghini Huracán en el jardín de una casa, afortunadamente sin daños personales que lamentar. Otro accidente famoso fue el de Mario Balotelli en 2013, el delantero italiano que jugaba entonces en el AC Milan y que se salió de la carretera con su Audi R8 que conducía furioso tras haber sido sustituido en un partido que perdió su equipo. Por el bien de todos, esperemos que el trabajo de InnerDrive dé sus frutos.

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